jueves, 19 de noviembre de 2009

Sancionó Diputados la ley que crea el Instituto Nacional del Libro Argentino

Fue aprobada por mayoría

El secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, impulsó durante su mandato como diputado el proyecto que, tras la sanción en Diputados pasó al Senado. "Será el pasaporte para ingresar en un mercado cada vez más competitivo y exigente", afirmó el autor de la norma.
La Cámara de Diputados aprobó ayer por amplia mayoría el proyecto de ley que crea el Instituto Nacional del Libro Argentino (INLA), una norma impulsada por el actual secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, durante su mandato legislativo.

"Estamos a metros de concretar un viejo anhelo: dotar a la industria editorial de una ley propia, una norma que, en su redacción, obtuvo el más amplio consenso posible. Es la ley que nuestra producción editorial se merecía, y será el pasaporte para ingresar en un mercado cada vez más competitivo y exigente", afirmó Coscia.

La ley establece que el INLA será un ente público no estatal destinado a otorgar subsidios y créditos a la industria editorial mediante un fondo generado por aportes genuinos del sector. De este modo, el Instituto promoverá la actividad editorial argentina e impulsará las políticas integrales del libro y la lectura.

El proyecto había sido consensuado previamente, en la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, entre los diferentes bloques parlamentarios y las cámaras que representan al sector.

A través del Fondo Nacional del Fomento del Libro y la Lectura -que crea la ley-, se otorgarán créditos y subsidios para editar libros argentinos, traducirlos y comercializarlos en el exterior.

Además, se implementará un sistema de concursos y de premios, y se promoverán las pequeñas y medianas empresas editoriales y librerías. El ente también favorecerá la compra de derechos de textos extranjeros y nacionales, y apuntalará el desarrollo y la modernización de la red comercial del libro.

Por otra parte las empresas podrán descargar los IVA pagados en el proceso productivo a cuenta de impuestos nacionales. Y el 30 por ciento de este monto pasará a integrar el Fondo de Fomento. Así, la nueva ley logra corregir la distorsión fiscal que hoy genera el Impuesto al Valor Agregado en la cadena de producción del libro.

En los fundamentos de la iniciativa se destacó que la industria editorial argentina, que ha tenido tradicionalmente un lugar destacado en los mercados de habla castellana, encuentra nuevamente posibilidades de alcanzar un sostenido desarrollo interno y externo si se le ofrece un marco legal adecuado para fomentar un mejoramiento de la calidad de sus contenidos y productos, así como de su comercialización y difusión.

Las libertades que garantiza el marco democrático, el incremento del número de autores, un mejor conocimiento de los escritores que publican en otros idiomas, una demanda más diversificada, la reducción del analfabetismo, el crecimiento del nivel educativo de la población y de la matrícula estudiantil, así como los nuevos formatos y el mejor desarrollo de las estructuras de transacción comercial y de transporte en el mundo son, entre otros, factores que hacen necesaria una legislación que fomente esta actividad.

Destaca además que en la industria editorial participan numerosas pequeñas y medianas empresas que generan, directa e indirectamente, una importante cantidad de puestos de trabajo.

Señala también que con un apoyo similar al que la industria editorial recibe en países del mundo que se destacan por el nivel de sus ediciones, los editores argentinos pueden, en breve plazo, incrementar la producción nacional -en temática, calidad y diversidad de voces- y recuperar la presencia que la expresión cultural argentina ha tenido tradicionalmente entre los pueblos de habla castellana, muy particularmente en la región latinoamericana.

El proyecto pasó al Senado para su sanción definitiva.