sábado, 2 de marzo de 2013

DISCURSO DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER AL INAUGURAR EL 131° PERIODO DE SESIONES ORDINARIAS DEL CONGRESO (II)

También la Vuelta de Obligado, con 810 megavatios; la Almirante Brown, con 300 y la Belgrano II, con 800 megavatios. Los cierres de ciclo, cierre de ciclo es cuando se incorpora ya el vapor también como energía, el ciclo Ensenada, 280 megavatios más, y la Brigadier López, que van a ser 140 megavatios más; Chihuidos; la hidroeléctrica de Aña Cuá, la cuarta nuclear que pensamos empezar también; el gasoducto del noreste, próximo, muy próximo a empezar para que definitivamente, además de que todos tengan luz, todos tengan gas también, porque debemos saber que Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa y parte del norte de Santa Fe, no tienen gas, no abren la perilla y sale el gas. Tienen garrafa o tienen el tubo más grande que es sustancialmente más caro que el gas por redes. También la hidroeléctrica Garabí y Panambí y la ampliación del Plan Más Cerca-Más Municipio-Más Patria. La integración regional con Panambí con Venezuela, intercambio actual de combustibles líquidos con Bolivia, que ha aumentado, afortunadamente su caudal de gas natural a la Argentina; terminar la futura central Aña Cua con Paraguay, Uruguay y Salto Grande, su porción de energía y Chile, Lama Pascua y futuro paso de Agua Negra para todos los sanjuaninos y para todos los argentinos. ¿Cómo se hace todo esto y cómo se hizo todo esto? ¿Qué le pasaba a la Argentina? Yo estaba sentada en una de estas bancas en el año 2001, como senadora nacional, cuando se declaró el default en la República Argentina. Bueno es decir que el endeudamiento argentino no era un endeudamiento que viniera recién del 2001, del 2002. En realidad, si uno mira los ciclos de endeudamiento a nivel internacional, desde Baring Brothers para aquí, siempre los endeudamientos en los países emergentes o subdesarrollados han coincidido con los grandes ciclos de expansión económica de los países desarrollados con gran cantidad de liquidez, que cuando vienen las crisis se retiran de los países emergentes y van provocando ellos mismos, primero con la colocación unas grandes burbujas y luego, con el retiro inmediato ante la crisis del país que colocaba, el default. Historias más, historias menos, esto ha sido la historia del mundo y la historia de la Argentina no ha sido diferente. La última etapa de endeudamiento se vio agravada por dos fenómenos: el del golpe del 24 de marzo de 1976, con lo que significó en materia de rompimiento de la matriz económica industrial que tenía la Argentina por una matriz de servicios y financiera y el tema de la convertibilidad que fue financiada, primero, con la venta de los activos fijos del Estado y, luego, con el endeudamiento permanente para mantener el 1 a 1. Ese endeudamiento, que cuando llegó Kirchner siempre le decía “tenés más desocupados y más deuda que votos”, fue un largo plazo de regularización. Normalizar todos los depósitos a plazo fijo, los Boden 2005, 2007, 2012 y 2013 pagados íntegramente por el gobierno del presidente Kirchner y esta Presidenta. Luego se liberaron los depósitos a plazo fijo pesificados y ajustados por CER y por la diferencia con la cotización del dólar libre, con los Bodenes 2013. Luego se compensó a las entidades financieras con la pesificación asimétrica; luego fue el rescate de las cuasimonedas con Boden 2011 y 2013 por 6.246 millones y 743 millones respectivamente. Hago esto porque cuando uno lee todo esto parece un enjambre de títulos y de endeudamiento… La reestructuración de la deuda pública, la primera reestructuración, el primer canje realizado por el presidente Kirchner, la cancelación total al Fondo Monetario Internacional de 9.530 millones de dólares, la reestructuración de la deuda contraída con el Reino de España por 1.000 millones de dólares, el Club de París, que también fue asumida por Decreto 268 del año 2007, el monto reestructurado eran 1.000 millones de dólares y se preveía su cancelación en un plazo de 6 años, con lo cual creo que este año…no sé dónde está Lorenzino, ¿terminamos este año? Terminamos, bien. Reestructuración de los avales otorgados a la provincia de San Juan, porque también había avales otorgados para la construcción de los complejos hídricos Los Caracoles y Punta Negra, los avales originales cayeron, también default y también la provincia tuvo que hacerse cargo. La reestructuración de los PGs en corto plazo ajustados por CER; la reestructuración de las Letes y, finalmente, este último canje que hizo quien está a mi izquierda, entonces ministro de Economía y hoy Vicepresidente de la Nación que, finalmente, englobó al 93 por ciento de los acreedores de la República Argentina, con la quita de deuda y con los plazos que, como Kirchner decía, nos permitieran crecer para poder pagar. Porque todavía tengo presente su primer discurso en la Asamblea de las Naciones Unidas refiriéndose al tema de la deuda externa, pidiendo que nos dejaran crecer porque los muertos no pagan. Recuerdo aquella frase como si fuera hoy. Y realmente la Argentina, sin acceso al mercado de capitales, y después de haber hecho todo esto y todo esto que me falta contar todavía más acá que es cultura, que es todo lo que estamos haciendo en otras áreas, en BACUA por ejemplo, la inversión con que hemos logrado por primera vez que dos artistas argentinos, como Darío Grandinetti y como María Cristina Banegas tengan el Premio EMI. ¿Vieron que también somos buenos en el sector público haciendo arte? Los actores son privados, pero la inversión es pública, estatal. Pero hablando del endeudamiento quiero referirme en esta audiencia a lo que ha sucedido hace unos días en Nueva York, en donde le pedí también al Vicepresidente que por favor asistiera porque quiero que todo el mundo entienda, todo el mundo y cuando me refiero a todo el mundo no me refiero a nosotros, a veces, vieron que los argentinos nos comportamos como si Argentina fuera un planeta en lugar de un país, ¿no? Yo tengo esa sensación muchas veces, que nos comportamos como si las cosas sucedieran solamente acá y nos pasaran solamente a nosotros. Pero afortunadamente no somos un planeta, afortunadamente somos un país dentro del planeta Tierra. Pero yo le pedí que fuera porque quería que todo el mundo viera la importancia que Argentina le adjudica a este tema. Y me atrevo a decir la importancia que debiera adjudicarle la totalidad del mundo a este tema, porque somos un país que reestructuró su deuda soberana en un 93 por ciento. Ustedes saben que no hay una ley de quiebras a nivel internacional, pero todo país tiene una ley interna de quiebras, cuando una empresa quiebra, cómo hace para pagarle a sus acreedores. Y cuando reúne una determinada masa crítica de acreedores que están de acuerdo con su propuesta de pago, el juez de la quiebra, ¿qué es lo que dice?, “está bien, esto es lo que va a pagar.” En nuestro país es el 66 por ciento. Cuando una empresa quiebra, si el 66 por ciento de los acreedores está de acuerdo con la propuesta de pago del quebrado, el juez homologa esa quiebra y se paga esa oferta que ha hecho el quebrado. Nosotros tuvimos una situación similar en el año 2001: un quebrado, pero sin ley internacional, el único quebrado, el más grande, el default más grande de la historia, 166 mil, 170 mil millones de dólares, pero hoy no somos los únicos quebrados, hoy no somos los únicos fundidos, es muy posible –y no lo digo con alegría, porque parte de eso también nos impacta negativamente en nuestra propia economía-, es muy probable que muchos países del mundo más temprano que tarde, pese a que se niegan, pese a reestructuraciones, a salvatajes que me hacen acordar al blindaje, al megacanje y a todas esas cosas, van a tener que reestructurar su deuda con quitas importantes y con plazos largos. ¿Cómo van a pagar si no determinados países como Grecia o como España o como se está descubriendo ahora en Italia, donde además tenemos el drama del no gobierno? Entonces, esta situación de Argentina es un leading case, un auténtico leading case. Pero no solamente un leading case económico, como algunos quieren hacernos creer, o financiero, es un leading case político. Porque significa que si el mundo, si los principales dirigentes mundiales, los que integran el G-20, los titulares de los grandes organismos multilaterales, si los gobiernos de los distintos países del mundo van a permitir que un puñado, que puede cabernos en esta mano, arruine a todo el mundo, a las sociedades, con millones de desocupados, de desahuciados, de gente que se suicida, que pierde el trabajo, que no tiene estudio, que no tiene casa o van a privilegiar a sus sociedades, a sus pueblos, a sus países, a sus historias, a sus patrimonios. ¡Eso es lo que está en juego hoy en el mundo! ¡Tienen que entenderlo! La Argentina, los 40 millones, hemos hecho un esfuerzo descomunal, ¡descomunal!, sin acceder al mercado de capitales, siendo hoy pagadores netos de los organismos multilaterales de crédito como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y CAP. Estamos pagando regularmente nuestras deudas. Desde diciembre de 2002, hemos pagado con reservas 32 mil millones de dólares. Hemos destinado parte de nuestras reservas al pago de la deuda, sin acceder al mercado de capitales. Hemos pagado rigurosamente todo lo que nos hemos comprometido a pagar en 2004, 2005, en 2010, le hemos pagado al Fondo Monetario Internacional. También estamos dispuestos a pagar a estos fondos buitres, pero no en mejores condiciones que al 93 por ciento que confió y apostó por la Argentina, porque estaríamos cometiendo, primero, un delito, un gran delito porque estaríamos estafando y defraudando al 93 por ciento de los acreedores de distintos países del mundo que creyeron en la Argentina. En el último canje de deuda, entraron 450 mil bonistas italianos jubilados que habían sido engañados por los bancos italianos que les colocaban los fondos, que sabían que iban a ser “defaulteados” en la Argentina, como buenos. Porque esta también es la otra historia: cómo han engañado a la gente. Entonces hemos estado pagando y vamos a seguir haciéndolo, porque estamos dispuestos también a pagar, pero en las mismas condiciones que al 93 por ciento. Si no estaríamos no solamente violando dos leyes argentinas como son la del primer canje y la del segundo canje. Estaríamos estafando y defraudando a los que apostaron por nosotros, y estaríamos estafando y defraudando a la economía y a las finanzas argentinas, porque les estaríamos sustrayendo sumas que luego nos serían demandadas por el resto y que serían impagables. Porque lo peor de toda la historia es que, de triunfar esta postura absurda de un 7 por ciento que quiere condicionar a un 93 por ciento –algo que ni siquiera entra en una cuestión lógica, más allá de la economía, más allá de la política, más allá de las finanzas–, si realmente la Argentina tuviera que volver a pagar 170 mil millones de dólares, volvería a quebrar y tampoco podría pagar. Sería como el cuento de la Cándida Eréndira, de Gabriel García Márquez. En realidad, lo que quieren es que nos sigamos endeudando, porque lo que no le perdonan a la Argentina no es –como algunos dicen– la expropiación de Aguas Argentinas o de YPF. Miren: hay un gran amigo nuestro, Evo Morales, que ha expropiado hasta el pasto y, sin embargo, consigue dinero al 4,4 por ciento anual. ¡El problema es que no hemos vuelto a pedir prestado, que no hemos vuelto a hacer negocios financieros! ¡Ese es el problema! ¡Nos quieren volver a endeudar! ¡Nos quieren volver a endeudar! Y no es que uno esté en contra de los endeudamientos, porque si uno consigue un endeudamiento para una obra de infraestructura a una tasa aceptable, el endeudamiento no es en sí mismo el crédito, porque la contraparte del endeudamiento es el otorgamiento de un crédito. Pero el endeudamiento para pagar deuda financiera es realmente como endeudarse para pagar gastos corrientes. Realmente, cuando uno se endeuda es para capitalizarse, no para gastos corrientes. Entonces, creo que éste es el verdadero problema: que no nos volvimos a endeudar y que, fundamentalmente, hemos tenido éxito sin seguir sus políticas. Es más, hemos ido a contramano de todas y cada una de las cosas que nos decían que teníamos que hacer y nos fue bien. Eso es lo que no nos perdonan, y por eso nos quieren castigar. Pero yo quiero decirles lo siguiente. Miren: tengo aquí algo para entender, porque hay que entender. Invierno del 82: esta deuda que hablábamos. En ese entonces era presidente del Banco Central el doctor Domingo Cavallo. Voy a hablarles ahora –dijo Cavallo– a los empresarios, industriales, agricultores, comerciantes que están altamente endeudados con el sistema financiero. Quienes estén endeudados en pesos y han estado pagando tan altas tasas de interés, a partir de ahora, pagarán como máximo el 6 por ciento. Les hablaba a los empresarios grandes, no le hablaba al pyme ni al quiosquero de la esquina de tu casa ni al que tiene el taller mecánico a la vuelta de tu casa. ¡Olvidate! No quiero decir los nombres de las empresas porque no quiero entrar en polémicas. Pero no son pymes, ni minipymes ni medianas, son muy grandes, y todavía están… Continuaba diciendo que pagarían como máximo el 6 por ciento por el mes de julio y, luego, el nivel que se fije mensualmente. El plan económico contiene los mecanismos necesarios para asegurar que esta tasa de interés se fije por debajo del ritmo de crecimiento de los ingresos de las empresas. Esta limitación de intereses se fija a todas las deudas. Voy a explicar las medidas que se han implementado para ayudar a las empresas privadas que seguían teniendo deuda financiera en moneda extranjera, especialmente en dólares, y no estaban cubiertas con el seguro de cambio. La mayor parte de las empresas están endeudadas en moneda extranjera porque invirtieron en equipos para modernizar plantas industriales. ¿Cuáles plantas industriales? Estamos hablando del 82. Estaba todo cerrado. No había nada. Y agregaba que, por lo tanto, para salir de la difícil situación por la que están atravesando, necesitaban y merecen ser apoyadas. Obtendrán el beneficio del seguro de cambio, que implica que cuando el Banco Central les entregue las divisas para atender esas obligaciones, lo hará a un precio equivalente a 15.700 pesos –miren lo que fue, todo lo que vino después en la Argentina– por dólar: es decir, el precio anterior a la devaluación recientemente dispuesta. La diferencia corre por cuenta del Banco Central. Claro: “Corre por cuenta del Banco Central”. ¡Corre por cuenta de todos los argentinos! El Banco Central no es de Mercedes Marcó del Pont ni de Cristina Fernández de Kirchner. Ahí están las reservas de todos los argentinos. Continuaba diciendo el doctor Cavallo que, por carácter transitivo, la licuación de la deuda externa privada se materializa de esta manera. Estas fueron algunas de las cosas que sucedieron. ¿Y hoy cómo estamos? Hoy estamos, de haber pasado de un 138 o 140 por ciento del PBI de endeudamiento, en 41,5, del cual el 13 por ciento es deuda con el sector privado –un 9,4– y solo un 8 por ciento en moneda extranjera; la deuda con el sector privado es del 12,2, con un 8,7… Pero lo que es importante: de 1976 en adelante este es el único gobierno que produjo una sustancial reducción de la deuda pública con relación al tamaño de la economía. Quiero que ustedes vean este gráfico hecho por el Banco Central. Aquí se ven todas las deudas: de la dictadura militar del 76 al 83, otro gobierno, convertibilidad, De la Rúa, Duhalde... No importa. No vengo acá a refregar nada a nadie ni a pedirle cuentas a nadie; simplemente a contar lo que pasó, que todos lo sabemos, además. Miren ustedes la reducción brutal que hizo él del 83 por ciento, del 2003 a 2007; y el 7 por ciento, que fue la reducción más chiquita, mía. Pero fíjense ustedes que, también, similar situación pasó con el sector privado. No es que el sector privado se endeudó. Este es el problema. El sector privado también se endeudaba –y se endeudaba mal– porque el país iba mal y no producía. Cuando al país le va bien, también el sector privado puede endeudarse de una manera absolutamente manejable. Similar situación se presentó al analizar el nivel de endeudamiento externo total –público más privado– de la economía, lo mismo. También es muy bajo el riesgo de refinanciación del sector privado. Esto es muy importante porque tenemos que saber que tenemos un montón de capacidad instalada ociosa. En enero, el promedio de la capacidad instalada en uso de la industria era del 66 por ciento, lo cual significa que tenemos capacidad instalada ociosa; que se puede seguir invirtiendo. Además, en cuanto al riesgo de refinanciación del sector privado, la deuda que éste mantiene con el resto del mundo es de solo el 3,8 por ciento del producto. Debe ser el momento de menor endeudamiento del sector privado. Además, van juntos. Esta es la otra cuestión que nunca se entendió en Argentina y que sí lo entendieron otras burguesías u otros sectores: no les puede ir bien a algunos –o bien solo durante un tiempo– si les va mal al resto y al país. Tiene que irles bien al sector público y al sector privado, porque el sector público está representado en la gente, no circunstancialmente en los legisladores, legisladoras o en la presidenta de turno. El sector público representa al pueblo, a la sociedad. Por lo tanto, es básico que se entienda que lo público y lo privado van de la mano indisolublemente unidos. Por eso decía que esa audiencia que tuvo lugar hace apenas dos días en Nueva York –hace un día, en realidad– tiene una implicancia que excede a la Argentina, que excede al mundo de las finanzas. También quiero decir, como presidenta de todos los argentinos, que vamos a seguir pagando nuestras obligaciones en dólares tal cual lo venimos haciendo desde 2005; que no vamos a violar ninguna ley argentina, pero tampoco vamos a cometer ninguna defraudación contra el 93 por ciento de los acreedores que creyeron en la República Argentina. Ofrecemos a esos fondos denominados “buitres” que reciban de la misma manera que reciben quienes hoy están cobrando: con la misma quita y en los mismos plazos. Esto es equidad y esto es justicia. Ahora, si hay un país o una Justicia o un sistema que elige perjudicar a un 93 por ciento para beneficiar a un 7 por ciento y perjudicar las finanzas del mundo y el equilibrio –si se quiere– financiero del mundo, bueno, la verdad es que comenzaría a dudar si puedo tratarla de Justicia o si puede haber un sistema que se denomine de esta manera cuando se toman decisiones de esta naturaleza. Quería hablar de esto porque es imprescindible hacerlo, como también es imprescindible hacer una reseña. Porque la política de desendeudamiento no ha sido solamente una política que haya tenido que ver hacia afuera. Tuvo que ver, también, hacia adentro. Tuvo que ver con el crecimiento de la economía; tuvo que ver con los recursos transferidos a las provincias, ya sea a través de coparticipación federal, de asistencia financiera, de programas sociales, de obras públicas. Lo cierto es que en 2003, en la República Argentina, las provincias recibían por todo concepto –gasto presupuestario, coparticipación automática– 24.971 millones de pesos. En 2012 han recibido 211.397 millones de pesos; ha habido un crecimiento de transferencias del 747 por ciento. Pero no nos hemos quedado únicamente en la evolución de transferencias. También hemos querido desendeudar a las provincias, porque en la década del 90 hubo un gran endeudamiento y, también, un gran negocio financiero. ¿Cuál era el negocio? Las provincias tomaban préstamos garantizados por coparticipación. En realidad, todos sabemos que la garantía de la coparticipación, más que un préstamo, es un adelanto en cuenta corriente porque sabés que "gotea" automáticamente y las tasas que se cobraban, realmente, endeudaron muy feo a muchas provincias. Nosotros teníamos compañeros gobernadores que nos hablaban de las dificultades. Por eso decidimos hacer un canje de deuda provincial. Las provincias ingresaron la suma de 33.586 en diciembre de 2002, que era el 53,5 por ciento de la deuda provincial. Lo convirtieron en bonos BOGAR 18 y estaban garantizados por el Tesoro nacional. Después hubo un programa de rescate de cuasimonedas de casi 4 mil millones y, posteriormente, asistencia financiera por 40 mil. En síntesis, a fines de 2009, las provincias debían al gobierno nacional 71.673 millones −acuérdense de lo que había hablado de las transferencias de coparticipación−: prácticamente, un tercio o poco menos de un tercio. ¿Qué hicimos? Hicimos lo que teníamos que hacer: desendeudar a las provincias. Y, con firmes convicciones respecto de la necesidad de aliviar el peso, hicimos el Programa Federal de Desendeudamiento Provincial. Hicimos una quita de casi 10 mil millones. ¿Qué hicimos? Con lo que teníamos establecido presupuestariamente de ATN −uno de los destinos de los ATN son las emergencias financieras−, destinamos esos 10 mil millones de pesos a hacer una quita. Con lo cual, pasaron a 55 mil millones de pesos, y las condiciones financieras fueron las establecidas en el decreto 660/10: se les prestó a 20 años, con un período de gracia hasta diciembre de este año, a una tasa fija anual del 6 por ciento capitalizable durante el plazo de gracia y con sistema alemán. O sea, la quita fue de 10 mil millones, y fue muy importante. Algunas de las provincias, por ejemplo la de Córdoba, fue desendeudada también. Su stock de deuda total al 31 de mayo de 2010 era de 6.200 millones. Se le realizó una quita de 1.300 millones, y la deuda a refinanciar fue de 4.900 millones. Esto le permitió a la provincia contar, por la quita, con 1.351 millones, lo que significó un gasto adicional por habitante de 1.600 pesos. Lo mismo ocurrió con la provincia de Buenos Aires, que fue, obviamente, la que tenía mayor deuda: 27 mil millones. Se le refinanció 23 mil millones. De los 10 mil millones de quita, 4.134 millones fueron para la provincia de Buenos Aires. Doy este ejemplo un poco para desmitificar algunas cuestiones que uno por allí escucha. Agricultura: les decía hoy que la agricultura pudo desarrollarse con el modelo de industrialización. Lo cierto es que se sembró un 78 por ciento más en el gobierno nuestro que en el de la convertibilidad, cuando no les cobraban retenciones. La verdad es que cuando no les cobraban retenciones estaban todos fundidos en el Banco Nación, con sus campos en remate. Me acuerdo de Lucy de Cornelis, una de las Mujeres Agrarias en Lucha. Por eso digo: muchas veces, hay que explicar las cosas porque hay gente que por ahí no te entiende, o no le explicaron, o no sabe o, en realidad, muchas veces, también, hay diferencias. Pero, en fin: yo no quiero venir acá por las diferencias sino por las coincidencias. Sí, hay buitres en todas partes; caranchos, acá. Hagámoslo más autóctono. En cultura, recién les hablaba de los premios de BACUA. Pero quiero decirles que en infraestructura en cultura, me siento muy orgullosa de haber inaugurado el Museo del Bicentenario y de haber recuperado para la cultura argentina esa obra maravillosa que era el Siqueiros, como me comprometí con el pueblo mexicano cuando fui; el Museo del Libro y de la Lengua; la Casa Nacional del Bicentenario; el Centro Cultural Julio Le Parc −que tengo que ir a conocer−, en Mendoza −divino−; el Museo de Bellas Artes, en San Juan; Centro Cultural del Bicentenario y sus tres museos, en Santiago del Estero −espectacular−; el Centro de Convenciones en la vieja estación de trenes en Santiago del Estero, que inauguré también −maravilloso−; el Cine Teatro Renzi; casas de la Cultura; en fin… Ya tenemos más de cincuenta casas del Bicentenario terminadas y queremos llegar a las 200. Debo mencionar los arreglos en el Museo Nacional de Bellas Artes y en el Museo Histórico Nacional del Cabildo. También hay una cosa con la que sueño que sea el Colón del Siglo XXI: el Centro Cultural “Presidente Kirchner” en el viejo Correo Argentino, que va a ser una maravilla arquitectónica y cultural para todos los argentinos. En turismo: el otro día recibí una carta del Pato Urribarri, gobernador de Entre Ríos, que me decía con orgullo que el último fin de semana largo salían más autos por hora de Entre Ríos que de Mar del Plata. Lo cierto es que en la Argentina el turismo ha tenido una política de desarrollo muy importante. El turismo interno registró 28 millones de llegadas en 2003 y 46 millones en 2012. Esto resulta importante también porque es inclusión social: la cantidad de residentes que realizaron al menos un viaje en el año aumentó 9 por ciento del 2006 al 2011. O sea que antes se trataba solo del 35 por ciento; ahora, por lo menos, un 44 por ciento viajó una vez dentro de su país. Durante el mismo período, el empleo de las doce ramas características del turismo aumentó 22 por ciento. Aumentamos las áreas protegidas en los parques nacionales en un 24 por ciento; es decir, 900 mil hectáreas más. En cuanto al turismo receptivo, pasamos de 2 millones de turistas a más de 5 millones y medio de turistas extranjeros, con un aumento del turismo brasilero –de nuestros hermanos brasileros– del 440 por ciento. Podría hablarles también –porque si no se me enojan los ministros– del tema de lo que hemos reformado: de las reformas que hemos hecho en materia de la Carta Orgánica del Banco Central, del Mercado de Valores, de los préstamos del Bicentenario, de toda la política crediticia, de toda la política contracíclica, de los préstamos que el Banco Central sugirió a la banca privada, del 5 por ciento de los depósitos, que afortunadamente lo han cumplimentado y este año queremos que se vuelva a repetir. De ese Documento Nacional de Identidad que antes era una tortura china sacarlo porque tardabas dos años; salvo que pagaras algo a alguien, entonces te lo daban enseguida; y con el pasaporte sucedía exactamente lo mismo. Hoy tenés tu pasaporte y tu derecho a la identidad también en poquísimo y brevísimo tiempo. Están también las inversiones que vamos a hacer y estamos haciendo en materia de ferrocarriles. Sé que muchos me preguntarán por qué no antes. Claro: si uno se pone a pensar en todo lo que hizo, “por qué no antes”. Si uno mira el transporte, por ejemplo, el trasporte automotor de pasajeros de larga y de media distancia, hemos renovado prácticamente el sector privado debido al crecimiento económico, al estímulo y también a los beneficios que se recibían del Refop y de un montón de cosas: crecieron totalmente. Estamos trabajando mucho, y creo que para el año que viene, el Mitre y el Sarmiento van a estar totalmente renovados con sus vagones nuevos. Hemos comprado y ya hemos pagado 160 millones de dólares a la empresa CCR, la más grande del mundo en fabricaciones de trenes, china. Se trata de 409 coches cero kilómetro para el Mitre y para el Sarmiento. El Mitre con 30 formaciones y el Sarmiento con 25, que van a duplicar la capacidad de transporte actual. Estamos trabajando fuertemente también en 30 formaciones. Estamos también recibiendo ya, en estas horas –ayer me contaba Berni que se le había incendiado una envoltura y tuvieron que ir corriendo al puerto–, 41 coches totalmente nuevos de un total de 160 que hemos adquirido para la Línea General San Martín. También vamos a rehabilitar la línea Buenos Aires-Rosario y la línea Buenos Aires-Mar del Plata. En ambos casos, ya estamos en proceso de licitación y en obras de reparación de vías. En los próximos meses, estaremos recibiendo 20 formaciones, de 11 coches cada una, para ponerlas a funcionar en el transporte de carga, en el Belgrano. Esperamos que sea uno de los hitos fundamentales también en materia de competitividad. Cuando ingresaba aquí hoy me tocaba inaugurar una de las banderas que Cristina Verrier, la esposa de Dardo Cabo, tenía guardada y que me entregara un día en la Quinta de Olivos… Una de ellas está en Río Gallegos, con Néstor, porque me lo pidió ella: quiero que esta, que es la que más flameó, la más vieja, la más sucia, la más rota por el viento, se la merece él, quiero que la tenga él. Eso fue lo que me dijo ella. Me pidió dos cosas: eso y la Virgen de Itatí. Las dos promesas ya se las cumplí. También fui a Corrientes, a poner en Itatí la otra bandera que flameó en Malvinas. Acabamos de inaugurar aquí, también, en la casa donde están representados el pueblo y las provincias. Hay otra en el Museo del Bicentenario. Otra va a ir a la Catedral de Luján. Y la otra, me falla mi memoria dónde la tengo ya ubicada, pero en algún lugar tendrá que estar ubicada… En el Salón del Bicentenario… En el Museo de Malvinas, perdón, en el Museo de Malvinas que vamos a inaugurar en el predio de la ex ESMA, que debe ser un lugar de memoria, de verdad, de justicia, pero también de alegría. ) Porque a nuestros muertos los recordamos con alegría por lo que fueron, por lo que hicieron. Siempre decía Jauretche: para vencer a los pueblos, lo primero que hay que quitarles es la alegría. Será por eso que, a los pocos días del golpe del 24 de marzo, lo primero que hicieron fue eliminar los carnavales. Cosa más linda que los carnavales no debe haber. ¡Cómo se divierte la gente!. Pero, bueno… Malvinas. Política fundamental. También esta década ganada es una década ganada en materia de política de política exterior. El Mercosur, política de Estado iniciada durante el gobierno del presidente Alfonsín y rescatada nuevamente por el presidente Kirchner y el presidente Lula, que hicieron de la amistad argentino-brasileña una cuestión de Estado, como hacemos también la presidenta Dilma Rousseff y quien les habla. La Patria Grande, la UNASUR y ahora la CELAC. El apoyo de la Declaración de Malabo. Todos los países africanos, en su declaración, apoyando la postura de Argentina en Malvinas y repudiando el accionar de los fondos buitre. El mundo que clama por diálogo. La Argentina vuelve a reclamarle al Reino Unido, una vez más, aquí, en representación de todas las provincias argentinas, de las veinticuatro jurisdicciones, de la Ciudad de Buenos Aires, de la oposición, del oficialismo, de todos los argentinos, diálogo sobre la soberanía de las Islas Malvinas, como indica la Resolución de Naciones Unidas. No pedimos que nos den la razón. Simplemente, sentarnos a dialogar, porque confiamos y creemos que la diplomacia es el único camino para defender la paz, que es el otro gran valor del que nadie habla. La soberanía la queremos, pero la queremos con paz, porque no tuvimos nada que ver con esa dictadura que también sufrimos los argentinos y que repudiamos los argentinos. ¿Cómo puede ser posible? ¿Cómo se entiende que hayan aceptado hablar o negociar con genocidas y no acepten hablar o negociar con gobernantes surgidos de las urnas y por la voluntad popular, y que además hemos hecho de los derechos humanos uno de los pilares fundamentales de las políticas de Estado? No están hablando con dictadores. No están hablando con genocidas. Están hablando con gobiernos democráticos, con gobiernos que son tomados como ejemplo en materia de política de derechos humanos en el mundo. Y hablando de ello también quiero referirme a un tema que fue abordado, ríspidamente por cierto, en las últimas sesiones del Senado y la Cámara de Diputados. Sí, un tema que me toca muy de cerca. El tema del acuerdo, del Memorándum de Entendimiento entre la República Argentina y la República Islámica de Irán con motivo de la voladura o del atentado terrorista perpetrado contra la AMIA. ¡Dios mío! La Fragata Libertad, me había olvidado... me había olvidado. Pero bueno, no importa, ya está en la historia, así que quedate tranquilo. Yo fui miembro de la Comisión de Seguimiento de la voladura de la Embajada de Israel y de la AMIA. La historia la conocen muy pocos. La primera Comisión se formó aquí, en Diputados, porque la investigación no avanzaba. El primer atentado fue en marzo de 1992 y el segundo atentado fue el 18 de julio de 1994, en uno murieron 22 personas y en el otro, si mal no recuerdo, 84. De cualquier manera, los atentados terroristas no se miden, no hay inventarios de sangre: hay atentados terroristas. Y en uno fue la voladura de un territorio soberano –porque las embajadas son territorios soberanos– y como tal, por expresa disposición de la Constitución Nacional, es materia exclusiva y excluyente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Por lo tanto, la investigación quedó a cargo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Y hubo escándalos varios durante esa investigación porque hasta un ministro llegó a sugerir que no se trataba de una explosión –no sé si ustedes recordarán–, sino de una implosión, como que había explosivos adentro de la Embajada, y se armó un escándalo infernal, hubo pericias, en fin… Luego, el atentado de la AMIA. Y entonces, ante la lentitud de las investigaciones y la falta de resultados, la Cámara de Diputados primero, en el año 1995, decide hacer una Comisión de Seguimiento de ambos atentados; luego se une la Cámara de Senadores y se forma la famosa Comisión Bicameral de Seguimiento de los Atentados de la Embajada de Israel y de la AMIA, de la que fui parte desde que empezó hasta que terminó. Estaba integrada por muchos miembros, todos los presidentes de bloques, mucha gente. Pero en realidad, de los cinco que siempre íbamos y trabajábamos muy duramente sólo quedamos tres. Estaba su presidente, el gobernador Soria, entonces diputado Soria, fallecido; Melchor Cruchaga, un gran compañero de bancada de la Unión Cívica Radical, gran trabajador; Juan Pablo Cafiero, actual embajador en el Vaticano; Marcelo Stubrin, representante de la oposición en el AFSCA y quien les habla. Yo fui miembro, primero, como senadora y luego como diputada, porque el ex diputado, actual senador, Pichetto cuando me querían sacar de la Comisión me cedió su lugar porque para mí era un lugar de mucho compromiso. Yo trabajé mucho y trabajamos mucho los cinco, con discusiones, con cosas muy complicadas y con posturas muy duras que yo tuve internamente, que nunca salieron afuera. Nunca especulé, nunca hice declaraciones a la prensa diciendo “sé tal cosa”, “descubrí tal otra”, porque era una cosa muy grave. Tuve, sí, dictámenes disidentes, sobre todo el último, después de escuchar el testimonio de un miembro del juzgado del doctor Galeano, donde pude armar ese rompecabezas que no se entendía de qué se trataba. Tuve un dictamen muy duro donde sostuve que lo importante no era tener un juicio, lo importante era conocer la verdad. Y que yo estaba viendo que lo que se trataba de armar era un juicio, con el cual no se iba a llegar absolutamente a nada, porque se habían violado normas elementales que hacen al debido proceso legal. Recuerdo que había testigos encubiertos a los cuales, por ejemplo, las distintas defensas no habían tenido acceso. Yo, que soy abogada, no soy penalista pero me daba cuenta de que en un juicio oral y público no había forma posible de condenar a nadie y que todo eso iba a ser nulificado prácticamente. Y además vi, sinceramente no quiero entrar en detalles, tal vez en las memorias pueda hacerlo, porque no quiero hablar de una cosa tan dolorosa, pero yo lo viví como un tablero de ajedrez. Así lo manifesté cuando me llamó a declarar el TOF, el Tribunal Oral Federal. Lo viví como un tablero de ajedrez de la política interna y de la política internacional. Cuando se incluyó a las brigadas, que era la Policía de la Provincia de Buenos Aires, y vino a declarar el entonces comisario Glossich –que hoy está fallecido también–, cuando apareció ese anónimo involucrando a quien era jefe de la Dirección de Sustracción de Automotores, el comisario Ribelli, realmente uno tuvo la sensación de que se estaban jugando otras cosas, porque involucraba directamente a un sector, a la Policía Bonaerense, por decirlo más claramente, y al gobierno de la provincia de Buenos Aires, obviamente. Fue muy duro, fue muy difícil. Me acuerdo que un día Melchor fue a visitar a Ribelli a la cárcel, porque quería hablar con Ribelli. Era tal el compromiso que todos teníamos con esa causa, de saber la verdad, que Melchor fue a entrevistarlo. “Yo no pienso ir” le dije, y allá fue Melchor solo a entrevistarse con Ribelli y cuando regresó nos contó que era un hombre brillante, muy inteligente –de hecho nosotros habíamos examinado toda la foja de servicios y tenía altísimas calificaciones– y propuso a la comisión que fuéramos a verlo. Creo que ellos fueron: Juan Pablo, Marcelo, el “Gringo” y Melchor. Yo me negué a ir, dije: “Yo no voy”, y no fui. Y luego seguimos tomando declaraciones, pero la verdad es que la causa era cada vez más complicada, y me acuerdo, como si fuera hoy, una reunión que mantuvimos con el doctor Galeano, él sentado ahí, donde íbamos a preguntarle –porque eran ya las partes finales, ya habíamos tomado declaraciones al doctor Lifschitz, que había sido miembro del Juzgado–, y me acuerdo que nos recibió en una sala en Comodoro Py con, no sé, habría 80, 90, 30 ó 100 cuerpos del expediente, que yo creo que lo hizo para impresionarnos, como si pudiera impresionarme un montón de papeles. Y cuando comenzamos a preguntarle, fundamentalmente quien les habla –sé que soy un poco dura cuando pregunto, pero bueno, era mi obligación–, llegó un momento que se interrumpió y se terminó la reunión porque no había respuestas. No había respuestas porque prácticamente se había fabricado una causa que no tenía ningún tipo de anclaje legal. Y eso fue lo que dije, no ahora: lo dije en aquel momento, lo escribí en soledad y lo firmé. Porque, podrá decirse que no están de acuerdo conmigo o que están de acuerdo, pero siempre he tratado de tener consistencia y coherencia en lo que digo. Nunca pudimos tampoco averiguar lo de la Embajada, porque lo intentamos, pero aquella Corte se negó terminantemente a darnos información. Me acuerdo que el doctor César Arias, el abogado que también era diputado, era el contacto con la Corte y el encargado de ir a pedirle a la Corte; bueno, hubo una pelea –Marcelo Stubrin se acordará– y nunca tuvimos información, ni aún en el día de hoy nadie tiene información de lo que pasó con la voladura de la Embajada de Israel. Y repito que a mí me llama poderosamente la atención que no se estén preocupando por lo que constituye una violación de territorio, como es la voladura de una embajada. En cuanto al tratado también sé que hubo argumentos como que nosotros queríamos negociar compra de cereales o un reactor nuclear o no sé qué cosas. Yo acá tengo los datos de que las únicas negociaciones nucleares que hubo con la República Islámica de Irán fueron tres: el 4 de mayo del 87 se firmó el contrato TT 963 entre la AEOI, que es un organismo internacional en materia nuclear, la empresa INVAP y el Centro de Investigaciones Nucleares de Teherán. Tengamos en cuenta que a esta altura ya estaba el régimen del Ayatollah Jomeini y se había producido la toma de rehenes en la Embajada de Estados Unidos. ¿Vieron la película Argo, a propósito? Yo la vi. Falta contar una partecita, que es que cuando intentaron rescatarla dos veces se cayeron unos helicópteros y murieron ocho marines. Pero la película es buena igual, porque cuenta una parte. Cuando se hicieron estas negociaciones entre la República Argentina y Teherán –dos contratos en el 88 y uno en el 87 y todos finalizaron de común acuerdo en el año 1997, salvo otros que fueron rescindidos en el año 1991–, no escuché que nadie dijera nada. Este gobierno jamás negoció en materia nuclear, porque además la República Argentina es líder en materia de no proliferación nuclear. Somos país de consulta en esa materia. Mal podríamos negociar no solamente con Teherán, sino con ningún otro país que no tuviera uso pacífico de la energía atómica. Formamos parte del club muy selecto de países que pueden hacer gala de la no proliferación nuclear y de uso pacífico de la energía nuclear, teniendo desarrollo nuclear. Porque ser pacífico en materia nuclear sin tener desarrollo nuclear es fácil. Pero nosotros somos el país con mayor desarrollo de toda América latina. Hemos vendido reactores nucleares a Egipto, a Argelia y a Australia. Y nos presentamos en Holanda y la tuvieron que bajar porque, si no, se la ganábamos a Francia. En fin, todos saben lo que es la Argentina en materia de energía nuclear. Por lo tanto, el argumento es absurdo. El otro argumento fue que queríamos venderle cereales. Acá tengo La Nación del miércoles 27 de diciembre de 2010. Esta es la tapa. Para los que no lo crean, he rescatado de la hemeroteca un ejemplar, todo amarillento, del diario La Nación. No, sin silbidos. Hay una nota en un costadito firmada por un viejo conocido nuestro, sobre todo de Kirchner: José Claudio Escribano. Recuerdo la editorial que dedicó a Kirchner cuando asumió, donde le pronosticaba apenas un año de gobierno. Aquí dice: Alentador cierre del año para el campo. La carne argentina vuelve hoy a Estados Unidos. Y menciona exactamente el artículo y dice, refiriéndose a Irán, lo siguiente: En 1999 los iraníes insinuaron un renovado interés por los productos argentinos. Lo dice como algo alentador. Y sigue: después de haber desaparecido de nuestro mercado como derivación de las imputaciones … Repito: después de haber desaparecido de nuestro mercado como derivación de las imputaciones que se le formularon por la supuesta participación de su gobierno en el atentado contra la AMIA en 1994. Irán compraba trigo por un valor cercano a los 800 millones de dólares. La reinserción iraní entre los compradores de la Argentina ha preocupado, según fuentes oficiales, a la diplomacia israelí. El hecho no ha sido pasado por alto por el gobierno argentino. Tampoco este ha dejado de computar los signos que se han ido percibiendo el último año de una lenta recomposición de relaciones entre Washington y Teherán. Entonces, como Washington y Teherán estaban bien y había que vender el trigo, estaba bien. Pero quiero que toda la comunidad –y cuando hablo de comunidad me refiero a la comunidad argentina y también a la comunidad judía– escuche la expresión cómo se manifestaba: después de haber desaparecido de nuestro mercado como derivación de las imputaciones –imputaciones– que se les formularon por la supuesta participación de su gobierno en el atentado contra la AMIA en 1994. Cualquiera que relea La Nación de estos días advierte que no hablaba de imputaciones ni de supuestos, sino directamente casi de condena firmada y sentencia pronta a ejecutarse. ¿Por qué la firma de este Memorándum? Me preguntaba Betty, ¿por qué la firma? Primero, porque soy una persona que le gusta hacer frente a los problemas. La posición más cómoda para mí hubiera sido seguir todos los años monocordemente yendo los 18 de julio abajo del palco a escuchar el discurso de algún familiar, el dolor de algún familiar, los reclamos de alguna figura invitada; ir en setiembre ante la Asamblea de Naciones Unidas y pedir una vez más justicia. De hecho fuimos a pedir justicia y nos contestaron que querían cooperar. Todos saben, además, que esta causa está prácticamente inmovilizada desde hace muchísimos años, por una cuestión muy elemental: sin tomar declaración ninguna causa penal puede avanzar. De hecho se le tomó declaración al ex embajador de Irán en la Argentina, Hadi Soleimanpour, en Londres, con las pruebas que habían sido remitidas por la justicia argentina, fue dejado en libertad. Se tuvo que pagar veinticinco mil dólares por parte de la Cancillería Argentina en concepto de costas y ya no integra la nómina de los que tienen tarjeta roja de Interpol que, por otra parte, todos sabemos que esa tarjeta roja de Interpol es tarjeta roja ma non tropo, porque esos funcionarios se mueven y se entrevistan con todos los funcionarios europeos: alemanes, franceses, etcétera; y también, algún día lo sabremos, tal vez, con todos los personajes menos pensados de la historia de este momento en el mundo. Y la verdad que mi personalidad no es para hacer la plancha. Lo más fácil hubiera sido hacer eso, lo que hacen muchos: la plancha. Repetir, quedar bien, sacarse la foto, total…, pasa otro año y todo sigue igual. Pero la verdad que mi compromiso con esta causa es encontrar la verdad, saber precisamente qué es lo que pasó, no solamente desde afuera, sino saber qué pasó adentro también. Yo quiero saber qué pasó adentro. Quiero saber quiénes fueron los que encubrieron, quiero saber quiénes fueron los que escondieron las pruebas. Quiero saberlo. Me lo merezco como argentina y se lo merecen las víctimas y sus familiares. Y así como vamos, nunca se va a saber la verdad. Han transcurrido casi veintiún años, ¿será este marzo?, ¿calculo mal? Veintiún años de la voladura de la Embajada. Murieron veintidós personas, algunos ciudadanos israelíes que estaban en su territorio. ¿Alguien puede decirme algo de lo que pasó en esa Embajada? ¿Hay alguien acusado? ¿Hay alguien al que se le haya librado orden de captura? ¿Se sabe cómo fue, qué tipo de explosivo? Yo no lo sé, nunca lo pude saber ni siquiera en la Comisión. Eso está a cargo de la Corte. No lo podemos saber. Van a cumplirse diecinueve años de la voladura de la AMIA y estamos igual que siempre. Teníamos que destrabar esto, ¿qué es lo peor que puede pasar si no cumplen? Primero, la condena internacional de no cumplir un tratado que fue firmado y aprobado por nuestro Parlamento y que deberá ser tratado y aprobado, eventualmente, por el Parlamento de ellos. Pero segundo, vamos a estar exactamente igual que ahora; entonces, cómo no intentar… Siempre hay que intentar en la vida resolver los problemas. Me niego a formar parte. Será que soy parte de una generación que veía la cosa y arremetía; iba con todo. Así les salió y así les costó. Pero me niego a ser esos pusilánimes vegetativos que están haciendo la plancha y que no les importa nada. ¡Me niego! ¡Me niego al protocolo! Me niego, porque hablé con todos y cada uno de los familiares durante los años en que fui miembro de la Comisión. Por ahí discutía suavemente, no como en la intimidad con ustedes –con ellos, suave–; y decían: No; lo de Galeano es un desastre; Che, ellos lo defendían a Galeano. Entonces, no quiero hablar de algunas autoridades de la Comunidad, mejor quiero obviarlo Betty, porque el papel fue lamentable. Parte del movimiento se debe también a esa complicidad, es decir, una parte de la dirigencia comunitaria. Y hay que decirlo con todas las letras; guste o no guste, hay que decirlo con todas las letras. Por eso, mi compromiso es intentar destrabar esto. Y ojalá que esas conversaciones que ahora ha iniciado el Grupo 5 más 1 del Consejo de Seguridad, más Alemania, con Irán, que están teniendo lugar en Kazajistán y creo que se van a volver a reunir en abril, ojalá puedan arribar a buen puerto, porque el mundo necesita paz. Si a este desastre económico, social y financiero que hoy atraviesa el mundo le agregamos guerra y enfrentamiento por cuestiones religiosas, militares o intereses armamentistas estamos definitivamente locos como humanidad. Por eso yo quiero contribuir, en la medida de lo posible, a encontrar la verdad en este caso y no permitir bajo ningún punto de vista que esta desgracia terrible que nos sucedió a los argentinos pueda ser utilizada como una pieza de ajedrez en el tablero internacional. Yo no voy a permitir que nadie utilice la desgracia y la tragedia de los argentinos para fines de la geopolítica internacional. Por eso lo hicimos Betty, y ojalá puedan trasladarse las autoridades judiciales a tomar declaración, para poder saber exactamente las cosas y conocer la verdad, pero también conocer aquí adentro qué es exactamente lo que pasó. Porque todos lo sabemos, lo sabe cualquier juez o cualquier penalista, que crimen que no se descubre en los primeros tiempos después resulta muy difícil por el tema de las pruebas. Hay muchas cosas que se dijeron y se hicieron que pueden ayudar a develar la verdad. Y con esa intención y en ese camino lo voy a intentar, como intenté todas y cada una de las cosas que hemos hecho en estos años, como intentamos en un momento tantas cosas que nos decían “No, están locos, les va a salir mal. No se puede porque el Fondo Monetario dice tal cosa”. Pero bueno, siempre hay que intentar en la vida. Entonces, lo queremos hacer con el mayor de los respetos. Entendemos el dolor, lo único que pido es que me entiendan a mí, que hipócrita no voy a ser nunca y voy a hacer lo que creo que tengo y que debemos hacer. Además, tampoco fue una decisión que tomé unilateralmente, por eso también la envié al Parlamento para que tomara parte, porque además corresponde en materia de relaciones exteriores. En materia de seguridad, un tema que definitivamente debemos mencionar –como lo han hecho la ministra y el secretario de Seguridad–, ha habido una gran inversión por parte del Estado nacional en materia de seguridad, en lo que hace a las fuerzas que obviamente dependen. En términos de incremento nominal, la evolución presupuestaria ha crecido en materia de seguridad, de 2003 hasta la fecha, en un 681 por ciento; de 2.900 millones que se gastaban en seguridad, pasamos a gastar 23.133 millones en 2012. La evolución presupuestaria en Gendarmería Nacional. El incremento también ha sido, en variación porcentual, del 953 por ciento. En gasto salarial y cantidad de personal, en variación presupuestaria, el incremento ha sido de un 10 por ciento; en variación de efectivos, un 65 por ciento de efectivos más en Gendarmería Nacional: 12.700 efectivos más. Ni qué hablar en materia de equipamiento, de vehículos livianos, pesados, motos, cuatriciclos, escáneres, obras edilicias. Cientos y cientos de millones, reconocidos por las propias fuerzas, como nunca antes se había invertido. Seis helicópteros, dos aeronaves, etcétera. Prefectura Naval, lo mismo; un incremento en diez años del 814 por ciento; 25 por ciento más de efectivos, 4.109 efectivos; variación presupuestaria, 825 por ciento. También lo mismo en materia de elementos, vehículos livianos, pesados, motos, cuatriciclos; movilidad aérea, adquisición de aeronaves, de escáneres; cuatro sofisticados equipos de rayos X. Policía Federal; también, 584 por ciento más; porcentualmente un 18 por ciento más de efectivos, es decir, 6.800 efectivos más; 623 en variación presupuestaria; en fin; vehículos; muchísima inversión, movilidad aérea y demás. En PSA también se incorporaron escáneres, movilidad aérea, equipamiento informático. En total, en las fuerzas de seguridad pasamos de 75 mil a 100.248 efectivos. Yo quiero también mencionar algunas de las normas en materia de seguridad, algunas aprobadas, obviamente por el Parlamento argentino, como la Ley Antisecuestro, de 2003; Ley de Agravamiento de Penas para Delitos Cometidos por Miembros de las Fuerzas de Seguridad y Policiales; Ley de Desarmado de Automotores y Venta de Autopartes; de creación de Policía Comunitaria; de creación de la Subsecretaría de Seguridad de Espectáculos Futbolísticos. Muchas medidas. Las últimas que yo inauguré: Proyecto Buenos Aires Seguro. Instalación de 1.200 cámaras de videovigilancia de alta definición, aquí, en Capital Federal. Cinco centros regionales de monitoreo, un centro de comando, red exclusiva de 500 kilómetros de fibra óptica, patrulleros que van a llegar ahora. Quiero hablar de las cámaras, por algunos episodios que han ocurrido en estos días, y porque tuve diferencias cuando fui a la Policía Federal. Porque yo veía las cámaras siempre ubicadas en los barrios del sur, del centro, pero nunca en Barrio Norte, nunca en Puerto Madero, nunca en Recoleta. Y digo yo: “¿Pero por qué no ponen cámaras ahí? Si se supone que ahí deben ocurrir los asaltos, ahí vive la gente más rica, ahí deben ir a asaltar.” Claro, ¿pero qué es lo que pasa? Como están las cámaras las veinticuatro horas, tenés la filmación permanente de las veinticuatro horas de lo que pasa en tal calle, en tal sector. Y me acordaba ahora de lo que pasó hace pocos días, en un enfrentamiento también de barras bravas, de la hinchada de Tigre, donde un intendente había inaugurado modernas cámaras de televisión, pero que justamente cuando se balacearon dos bandas de barras bravas, de las cuales una persona falleció, uno acaba de fallecer –creo que ayer u hoy–, esas cámaras se habían dañado y no se obtuvo ninguna filmación. Hay que hablar en serio de la seguridad. No utilizar la seguridad como instrumento político, sino utilizarla como una preocupación real de toda la ciudadanía. Entonces, creo que una de las cosas que debemos hacer también es establecer las responsabilidades, pidiéndole a la Justicia y a las policías provinciales. Porque si uno mira la planilla de efectivos provinciales, de policías provinciales, hay más de 200 mil efectivos de policías provinciales, porque la seguridad, inclusive por la propia Constitución, es atinente a cada gobierno de provincia. Por ejemplo, la provincia de Buenos Aires tiene casi 60 mil efectivos; solamente en toda la provincia. La Nación, desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego, tiene 100 mil efectivos. Pero también está la cooperación de la Justicia, que no significa Justicia garantista ni mano dura. Hay que terminar con esa dicotomía. Simplemente tiene que haber Justicia. Tengo acá una estadística que me dio el secretario de Seguridad de lo acontecido en Capital Federal, en robo a mano armada, en enero y febrero de 2013. En estos dos meses la Policía Federal detuvo, con riesgo de vida de sus efectivos obviamente, a 188 personas. De esas 188 personas, 50 eran reincidentes. También quiero desmitificar otra cosa: el 88,30 por ciento de esos 188 detenidos eran argentinos. Olvídense de los raptos de xenofobia que por ahí tienen algunos que creen que los chorros son paraguayos o bolivianos. No, 166 de los 188 detenidos eran argentinos. Había uno de nacionalidad nigeriana, que fue lo que me llamó la atención realmente. Cuando analizamos las reincidencias –por supuesto que no voy a decir los nombres porque no corresponde que lo haga-, vemos que uno de los detenidos tenía tres ingresos por robo simple. ¿Cuándo? Los tres en 2012: uno el 19 de enero de 2012; otro el 24 de enero de 2012; y otro el 10 de marzo de 2012, hasta que lo agarraron ahora en un robo a mano armada. Otro de los detenidos tiene tres entradas: 26/4/12, 23/8/12 y 7/12/12. Otro tiene una entrada el 19/5/12. ¿Qué me dice el secretario? La fuerza también se desmoraliza cuando apresa gente y ven que al otro día esa gente queda en libertad. Ustedes saben lo que yo pienso en materia de derechos humanos y de garantías. No soy precisamente una de las defensoras de la mano dura, pero me parece que la Justicia debería merituar un poco –no quiero interferir en otro poder– más razonablemente el tema de cómo se manejan las excarcelaciones. Es horrible privar a alguien de la libertad, pero más horrible es que alguien que no ha tenido una conducta social adecuada, por dejarlo en libertad, mate, asalte o produzca un daño a un tercero. Creo que tenemos que cuidar las libertades de todos. Además, la historia y la vida enseñan que hoy se ha agravado la situación por efecto de la droga, del narcotráfico y otros temas. Pero quiero que cada uno tome la responsabilidad que le corresponde en materia de lucha contra la delincuencia. No diciendo: no tenemos responsabilidad el gobierno nacional, no, diciendo que claramente en cada provincia la seguridad corresponde al gobierno de esa provincia; ni siquiera a los intendentes. A veces veo que pasa un hecho delictivo –y lo veo en el Gran Buenos Aires– y van a reclamarle al intendente. Vi hace unos meses a una chica intendenta a la que prácticamente querían linchar. ¿Pero qué puede hacer la intendenta si no maneja policía, no tiene jueces ni nada? Hay una manipulación mediática y un hacer la plancha de otros y meter la cabeza como el avestruz para que no se den cuenta que también es bastante injusto; es bastante injusto. Más allá de la protección mediática con la que se cuente, nos gustaría que la misma protección que le dan a ellos los medios, se la dieran ellos a los ciudadanos, como les marca la Constitución. Pero esto me lleva al último tema del día de hoy, que es el de la Justicia. Y veo a las Madres y a las Abuelas, después de tantos años, treinta y pico finalmente, en los juicios que se llevan adelante. Hemos hecho un gran adelanto en materia de derechos humanos. Lo ratifico: somos un país modelo. Estamos trabajando en materia también de reformas de códigos. Estamos adaptando la reunificación del Código Civil y Comercial, y una comisión también trabaja en la reforma del Código Penal. Tenemos que trabajar en las reformas de los códigos de procedimiento. Pero creo que debemos también abordar el tema de la Justicia. Y fundamentalmente de hechos que se han sucedido a través de los yerros de la Justicia, como Consejo de la Magistratura. El tema de lograr una representación legítima, una Justicia legítima, una democratización de la Justicia. Yo sé que actué como un gran disparador, un gran catalizador para el debate. Es un debate que nos debemos los argentinos, porque el Poder Ejecutivo... Hay tres poderes del Estado. Néstor hizo una revolución dentro del Poder Ejecutivo. Por primera vez, el presidente es el presidente, es el que toma las decisiones que le corresponden por la Constitución en la Casa Rosada. Rescató para la política la decisión de las cuestiones de Estado. Creo que también nosotros hemos dado, a partir de la reforma política de las PASO −las internas vinculantes, obligatorias y abiertas− y el manejo equitativo y gratuito de la publicidad para todos los partidos, un gran cambio. Más allá de que por allí la oposición no me lo reconozca demasiado, saben lo que significaba hacer frente a una campaña mediática cuando no se tenían fondos y había que pagar los espacios publicitarios. Hoy no hay partido político en la República Argentina que no cuente con un espacio publicitario en radio y televisión gratuito para poder expresar sus ideas. Esto ha significado una reforma importante, porque ha dejado de condicionar a los partidos políticos a tener que obtener grandes sumas de dinero para hacer frente a una elección, por el tema de la publicidad. También el hecho de que las internas sean vinculantes y obligatorias en cada uno de los partidos −para que la ciudadanía se involucre en la vida de los partidos políticos− ha contribuido a una mayor y mejor participación ciudadana. Y contra todos los pronósticos, inclusive de amigos, no voy a decir quién, pero tengo un amigo gobernador −que no es el Pato− que me decía "La verdad es que yo no te confiaba mucho con esto de las PASO; no va votar nadie; va a ser una porquería...". ¿Ustedes vieron la cantidad de gente que fue a votar, con la alegría que la gente va a votar? A la gente le gusta votar. Porque cómo no nos va a gustar votar, si estamos decidiendo quiénes nos van a representar en la Cámara de Senadores, en la Cámara de Diputados, quién va a ser presidente, quién va a ser vicepresidente. O sea, realmente logramos una reforma política importante: llevar la interna de los partidos hacia afuera, por afuera de las burocracias político-partidarias, y de esta manera permitir el ingreso de la ciudadanía. Lo cierto es que esto no ha sucedido, obviamente por múltiples razones, en el tercer poder, el Poder Judicial. Les voy a contar una anécdota: ¿ustedes se acuerdan del Bicentenario? ¿Se acuerdan de unas carretas que significaban el golpe de Estado; de que se incendiaba la Constitución y se quemaba la urna y el sillón presidencial también? Originalmente habían pensado que la balanza de la Justicia también se incendiaba; y yo dije "No", porque la Justicia nunca se modificó. Acá se echaron gobernadores, se encarcelaron gobernadores y presidentes y se cerró este Parlamento, pero la Justicia nunca fue tocada. Así que dije "La Justicia no la incendien; que incendien el Parlamento y que incendien el Poder Ejecutivo, que son los dos que siempre derribaron en todos los golpes militares". Pero ¿cómo hacerlo? Yo creo que nosotros tenemos que hacer una profunda democratización y para eso vamos a proponer una serie de leyes que van a ser sometidas a consideración, obviamente de este Parlamento, durante el mes de marzo. La primera va a tener por objeto al Consejo de la Magistratura. Todos saben que yo fui constituyente y no estaba de acuerdo con el Consejo de la Magistratura, porque sostenía –quienes fueron mis compañeros constituyentes lo deben saber– que iba a derivar en un criterio corporativo, porque los profesionales, por propia definición –las profesiones vienen desde la Edad Media– son corporativos; lo son los médicos, lo son los abogados, lo son los jueces. Es más, recuerdo que cuando discutimos la última reforma del Consejo de la Magistratura, un senador de la oposición –que integraba el Consejo de la Magistratura– me dijo: “Pero los jueces nunca votan contra los jueces”. Está grabado en versión taquigráfica; y él integraba el Consejo de la Magistratura por la oposición. ¿Cuál es la propuesta? He leído atentamente y no se va a reformar ninguna Constitución, quédense todos tranquilos. Así que los que pensaban que esto de la democratización de la Justicia era una excusa, ¡que se olviden! Yo quiero en serio una justicia democrática, no corporativa, no dependiente de los factores económicos, sabiéndose que es parte de uno de los poderes del Estado y que debe aplicar la Constitución. Y que el gobierno está para el Poder Ejecutivo y, obviamente, para el Poder Legislativo, que somos los que tenemos estas misiones por Constitución. Bueno, democratización. Leyendo atentamente, creo que el Consejo puede estar integrado por más gente del ámbito académico. En realidad, debería poder estar integrado por ciudadanos, porque ¿qué título es más importante que el de ciudadano? ¿Un abogado es más importante que un ciudadano que no es abogado? El mejor título que puede tener una democracia es ser ciudadano, pero evidentemente hay una limitante constitucional que establece que el Tribunal debe estar integrado por abogados y por representantes –por nosotros, por ustedes; un representante del Ejecutivo también–, de los senadores y de los diputados. O sea, ustedes sí son elegidos por el voto popular; ustedes sí tienen representación legítima; a cada uno de ustedes los eligen en sus provincias. No así a los abogados, que se eligen entre ellos; no así a los jueces, que se eligen entre ellos; no así a los académicos y científicos que siempre son abogados y juristas, cuando en realidad la Constitución dice “Académicos y científicos”, con lo cual puede ser un médico, puede ser un contador, puede ser un economista, puede ser un ingeniero, puede ser un psicólogo, que además estaría muy bien porque le daría una perspectiva mucho más amplia profesionalmente a ese Consejo de la Magistratura. Pero la propuesta, y los ejes del proyecto de ley, es que vamos a enviar va a hacer que la totalidad de los miembros del Consejo de la Magistratura sean elegidos por el pueblo, que sean elegidos directamente por el pueblo. ¡Representación popular en la totalidad de los integrantes! ¡Absolutamente los jueces ni los abogados tienen coronita para ser elegidos entre ellos! Los ciudadanos pueden elegir presidentes, gobernadores, senadores y diputados. No es que van a elegir a los jueces que ejercen. Ojo, los jueces se eligen por los mecanismos de selección y de exámenes que determinará el Consejo de la Magistratura. Estoy hablando del órgano, de los consejeros. Si no, mañana ya veo que La Nación y Clarín titulan “Todos los jueces van a ir a elecciones”. No estoy de acuerdo. ¿Se imaginan lo que haría alguien para ser elegido? ¡Votarse a juez sería un disparate total! Pero el órgano representativo que determina en la selección de los magistrados, en el juzgamiento de los magistrados, integrado por abogados, por jueces, esos jueces tienen que ser votados por sus conciudadanos; esos abogados tienen que ser votados por sus conciudadanos; esos académicos y científicos tienen que ser votados por sus conciudadanos. Y está en absoluta regla con lo que establece la Constitución, artículo 114: “El Consejo será integrado periódicamente de modo que se procure el equilibrio entre la representación de los órganos políticos resultante de la elección popular, de los jueces de todas las instancias y de los abogados de la matrícula federal. Será integrado, asimismo, por otras personas del ámbito académico y científico, en el número y la forma que indique la ley”. Quiere decir que el constituyente delegó en el Poder Legislativo la forma y el número de esos consejeros que tienen que ser jueces, que tienen que ser abogados, que tienen que ser académicos y científicos. Tienen que tener proporcionalidad de representaciones, pero no dice que tienen que ser todos académicos o científicos ni cuántos tienen que ser sino que, al contrario, hay que darle a ese órgano una representación popular en la que la sociedad se vea reflejada y representada. Por allí la creación de un tribunal constitucional exigiría una reforma constitucional. Pero creo, también, que a nosotros nos ha dado un excelente resultado la creación de la Cámara de Casación Penal porque aligera las causas que suben a la Corte. En las Cortes de todo el mundo no pueden subir 10 mil o 12 mil causas. En Estados Unidos creo que suben 80 o 100 causas al año, como una exorbitancia. Por eso creemos necesario –y también enviaremos una ley al respecto– crear la Cámara de Casación en lo Civil y Comercial, otra Cámara de Casación en lo Contencioso y Administrativo, otra Cámara de Casación Previsional y Laboral, de modo tal que en las cuatro ramas fundamentales tengamos una tercera instancia que aligere de esta manera y pueda darle mayor transparencia a todo el sistema judicial. También queremos democratizar el acceso al sistema judicial. Creemos que el Poder Judicial no puede ser un lugar donde solamente acceda quien es “conocido de” o “pariente de”. Todo ciudadano que reúna las calidades, los requisitos y apruebe los exámenes que se establezcan está en condiciones. Si hay 20 vacantes y hay 300 postulantes que reúnen las condiciones, deberá establecerse el sistema de sorteo público, como hemos hecho con el PROCREAR, transparente, porque ingresar al Poder Judicial no puede ser un privilegio. Debe ser un lugar al que puedan acceder todos los ciudadanos que reúnan las condiciones para poder hacerlo. Eso también es democratizar el Poder Judicial. También queremos conocer, porque muchas veces no sabemos cuáles son las causas. Salen fallos, y no sabemos por qué algunos fallos o algunas cuestiones están años por allí en la Corte y otras salen más rápido. Creemos que también debe haber un acceso y una información en todo lo que hace a que todo el mundo sepa cuáles son las causas, como nosotros. Bueno, “nosotros”; no puedo olvidar mi condición de legisladora. Asuntos Entrados: cuando nos reparten el librito de Asuntos Entrados, todo legislador, todo senador, todo diputado, sabe qué entró a la Cámara todas las semanas. Está el título, el número de expediente, el extracto. Nos ha tocado decir: “Yo quiero saber qué es esto”; otro legislador, también. Bueno, en la Justicia no sabemos qué causas están en la Corte, en los distintos tribunales. Y tenemos que establecer un sistema no solamente de transparencia para saber cuánto tiempo están esas causas. Porque una de las cuestiones fundamentales es el tema de que algunas causas salen enseguida, otras no salen nunca. Entonces creo que hay que transparentar en un sistema. Hoy en informática, ya no tenemos que ir a leer el diario ni nada, simplemente con un sistema de software conocer: a ver, ese juzgado, ¿cuántos expedientes tiene?, ¿cuántos ingresaron?, ¿desde cuándo ingresaron? Esto es para todo el Poder. Y debe poder acceder a esto cualquier ciudadano. ¡Si a nosotros nos cuentan las costillas a todos! ¡Si a ustedes les cuentan cuántos proyectos presentaron, cuántas veces hablaron , cuántas veces votaron, cuántas veces faltaron, cuántas veces vinieron, cuántas veces sonrieron, ¿por qué no tenemos que saber nosotros cuáles son los expedientes que tienen los jueces? Estoy cansada. He sido legisladora. Bueno, yo hablaba mucho, ¿no?, y presentaba proyectos, no había problema; pero por ahí mataban a uno porque nunca había hablado, porque venía tarde. Bueno, a todos nos cuentan las costillas. A los políticos nos cuentan a todos las costillas, y está bien. Está bien porque estamos en el poder público, pero el poder público son los tres poderes y los tres tenemos que tener la misma transparencia. Por eso con respecto a la cuestión –sé que han presentado proyectos o un diputado de mi bancada lo ha hecho– del impuesto a las ganancias, yo quiero decirles algo, quiero ser lo más seria posible. Yo odio la demagogia y el aplauso fácil; nunca lo busqué. Siempre he querido, en todo caso, tener la razón. Lucho mucho por tener la razón; por tener razón, por dar el debate, por ganar el debate, pero no ganar el debate porque tengo manos sino ganar el debate porque tengo razón. En realidad, la ley para que los jueces paguen ganancias ya fue sancionada: es la 24.631. Este es el expediente. Estoy yo acá. Miren qué redondo que es el mundo y en la Argentina es más redondo que en ninguna parte. Es un proyecto que viene a modificar una ley de Cavallo; un decreto donde se eximía a los miembros del Poder Judicial en un inciso p), a los miembros del Poder Legislativo en el inciso q), y en el r), a los jubilados de ambos poderes, del pago a las ganancias. Se presenta un proyecto de ley derogando. Esta es una reforma tributaria amplia. Eso era una parte pequeña, no era el proyecto. Era una reforma que, por supuesto, por ser reforma tributaria, tuvo origen aquí, en la Cámara de Diputados. Y entre los firmantes estaban derogando el impuesto a las ganancias para los jueces, para los legisladores y para las jubilaciones de ambos poderes el entonces presidente Matzkin, de nuestro partido; López Arias; estaba Juan Carlos Maqueda, actual miembro de la Corte y entonces diputado; y otros más. Yo era senadora. Eso llega al Senado. En el Senado lo reformamos. Vuelve aquí, lo vuelven a aprobar y queda convertido en esta ley, la 24.631. Esta ley mereció una acordada por parte de la Corte que presidía el doctor Nazareno. Por aquí tengo la acordada, pero ahora no la encuentro, con tantos papeles. ¡No, no, no! No silben a nadie, por favor. La acordada 20 del año 2000. De 1996. Gracias Diana, siempre tan atenta a la Justicia. Y luego hubo casos –entre ellos, el caso Gabisso, también firmado por Nazareno–, donde vuelve a reiterar el no pago, con lo cual no hay forma, si no se reforma la acordada por parte de la Corte. ¡Ojo! Quiero que quede claro que esta es una decisión de un poder que no es ni el Ejecutivo ni el Legislativo. El Poder Legislativo ya tomó una decisión en 1996, la votamos muchos de los que estamos acá, y tuvo una acordada de la Corte, del doctor Nazareno. Es más, tengo aquí la versión taquigráfica de un miembro de la Corte, de la doctora Argibay, cuando fue a la Comisión de Acuerdos que, en ese momento, presidía el senador Yoma. Se le pregunta a la doctora exactamente sobre esto, porque era un tema que siempre nos daba mucha rabia a los legisladores –ustedes se acuerdan, las legisladoras lo hemos charlado muchísimas veces–, pero es un tema que hay que tratarlo con mucho cuidado. Quiero decir que no es un tema de impacto fiscal, porque hay quienes hacían cálculos de que con eso y no sé con cuántas cosas más... Es un tema que hay que discutirlo y lo debe discutir el Poder Judicial. Se le pregunta a la doctora Argibay –pregunta consabida que se les hizo a casi todos– cuál era su opinión respecto de la Acordada 1/2000 que exime a los jueces del pago del Impuesto a las Ganancias y la doctora contesta “Yo siempre dije que había que pagar”. Bien; si hubiera dicho otra cosa, seguramente, no hubiera tenido acuerdo, porque no dábamos acuerdo a aquellos que sostenían que no tenían que pagar. Que me lo nieguen los propios senadores de la oposición. Esto lo hemos discutido con ellos, y están totalmente de acuerdo con nosotros en eso. Es una de las pocas cosas en las que estamos de acuerdo, ¿no Sanz? Cuando se trata el caso Gutiérrez, Oscar Eduardo c/ ANSES, en la Corte ,el voto de la doctora Argibay, que es con respecto a este tema, dice que es inadmisible también la pretensión de la recurrente relativa a la extensión del principio de intangibilidad a los jueces en situación de retiro, toda vez que este aspecto ha sido objeto de amplia consideración por la Corte en el Caso Gaibisso. Con lo cual, hace remisión –como decimos los abogados– al Caso Gaibisso, que es el Caso Nazareno, que es también la ratificación de las otras acordadas de Nazareno. Con lo cual, esta es una decisión que deberá tomar oportunamente el Poder Judicial, que lo discutirá en todos sus estamentos, pero sinceramente, no es una cosa que pueda hacer el Poder Legislativo porque técnicamente ya hay una ley que ha sido objeto de interpretación constitucional y, en materia de interpretación constitucional y de leyes, la última palabra la tiene la Corte Suprema de Justicia de la Nación; con lo cual, la única que puede modificar su propia jurisprudencia o su propia acordada es la Corte. Pueden aprobar veinte leyes y hacer veinte discursos pero esto seguirá así. Esto quiero aclararlo para evitar malentendidos y que nadie se sienta presionado sino que el Poder tome las decisiones que entienda que debe tomar. Quería aclarar esto porque creo que también son reformas. Además de este Registro de Causas y Publicidad –así se llama–, vamos a enviar dos leyes más que son muy importantes: una referida a medias cautelares. La medida cautelar se ha transformado en una verdadera distorsión del Derecho, en una fuente de injusticia, de inequidad y de negación de administración de justicia. Porque con la medida cautelar, detienen la administración de justicia – es decir “tenés razón”, “no tenés razón”, “sos inocente”, “sos culpable”, “te lo doy”, “no te lo doy”– veinte años, porque no se discute la cuestión de fondo, se discute una cuestión absolutamente formal. ¿Qué son las medidas cautelares? Históricamente, las medidas cautelares han tenido la idea de garantizar el ejercicio de un derecho para que cuando a una persona le dé la razón la Justicia, la otra persona no se haya insolventado, no se haya desprendido del bien, o cuando haya un riesgo en una obra ambiental o alguna cuestión de ese tipo. Las medidas cautelares de contenido estrictamente patrimonialista contra el Estado son un absurdo, porque nunca puede “insolventarse”; no puede ser declarado en quiebra. Si el juicio es de estricto contenido patrimonialista, no corresponde jamás una medida cautelar contra el Estado, porque el Estado tiene el dinero suficiente para pagar. Es más, habría que exigir inclusive una contracautela. Vimos en la cautelar y en los episodios de Gendarmería y Prefectura Naval Argentina un negocio formidable, del cual hay denuncias ya del Ministerio de Seguridad contra los estudios jurídicos, donde hay jueces subrogantes que dictan la cautelar –miles de ellas– y, luego, se declaran incompetentes. Había una en Corrientes, otra en Río Gallegos, etcétera. De hecho, fue un juez subrogante el que nos dictó la medida cautelar contra las antenas de la TDA e inmediatamente después se declaró incompetente. Esta es la fórmula. Lo sabe el doctor Ricardo Gil Lavedra, que es un excelente abogado. Es la fórmula perfecta: cautelar, me declaro incompetente, me voy, quedó trabada la cautelar y “fuiste” –como decían los Visconti–: treinta años de juicio. Y como cambian los gobiernos y ellos siempre siguen en el mismo lugar, no pasa nada. Esto debe tener también una reglamentación, no una eliminación. Porque supongamos que el Estado decide hacer una represa, o… no, no voy a hablar del Metrobús. Digamos una represa en algún lugar con impacto ambiental. Ahí sí cabe contra el Estado una medida cautelar. Porque si hay impacto ambiental, es irreparable. Pero si es de contenido estrictamente patrimonial... ¡Vamos! Entonces, especulan con que los gobiernos cambian. Bueno, muchos especularon con que yo no iba a estar en 2011 y por eso utilizaron las cautelares. Pero ¿qué le vamos a hacer? Acá estamos. Lo cierto es que creo que las cautelares tienen que volver a su verdadero lugar y a su verdadera funcionalidad dentro del sistema jurídico procesal argentino. Por eso también creo que hay que hacer una reforma al Código Procesal. También creo que hay que establecer una ley de responsabilidad del Estado. Si vamos a sancionar un Código Civil y Comercial, necesitamos una ley de responsabilidad del Estado. Es sencillo, porque las relaciones que rigen el Código Civil y Comercial son fundamentalmente entre privados, o cuando el Estado actúa no como persona del derecho público sino como persona del derecho privado. ¿Qué pasa? Cuando se sancionaron el Código de Comercio y el Código Civil en nuestro país, el Estado era inexistente. Era todo entre particulares. Entonces estaban el Código Civil y el Código Comercial. El derecho administrativo es una rama que recién comienza a surgir a mediados del siglo pasado, con grandes administrativistas como Bielsa, Gordillo, etcétera. Pero en realidad no hay un desarrollo y nosotros necesitamos una ley de responsabilidad del Estado. Porque el Estado no puede ser tratado igual que una empresa particular, o que un particular, o que una cuestión entre civiles. Necesita otro tratamiento, no privilegiado pero tampoco castigado por ser el Estado. Porque de repente, observo que cuando todo estaba en manos de los privados, nadie hacía juicio a nadie. Una vez que pasó al Estado, todo se convirtió en litigioso, ya que siempre saben que alguien del Estado no va a apelar. Además el Estado tiene 28 millones de estamentos, desde el presidente hasta el último abogado que hace pasillo en Tribunales. Hay una industria del juicio, y todos sabemos los nombres de los abogados y de los estudios, lo que hacen y cómo lo hacen. Entonces, es hora de tomar también en esto el toro por las astas. Finalmente, también vamos a enviar una ley que tiene que ver con la transparencia total del poder público en cuanto a las declaraciones juradas de todos los que integramos el poder público del Estado, sea el Ejecutivo, el Legislativo o el Judicial. Porque realmente es muy selectivo el conocimiento público y el acceso que se tiene a las declaraciones juradas. Entonces también aquí hay una acordada. Porque aquí, en este mismo Parlamento, se sancionó allá por los años 90 una de esas leyes que se sancionan para no ser cumplidas, como digo yo. Se llama “Ley de Ética Pública”. Todas esas leyes tienen unos nombres muy rimbombantes. Y para que esa ley funcionara con declaraciones juradas obligatorias, era necesario crear una Comisión Nacional de la Ética. Entonces había que convocar a muchos éticos y éticas para conformar esa comisión. Ahora, ¿quién tiene el centímetro de la ética en la República Argentina para conformar la Comisión Nacional de la Ética y decir que los que están en esta comisión son éticos? Ergo, la comisión nunca se constituyó, jamás. Estoy hablando de más de veinte años. Muchos diputados y senadores se deben acordar. La Corte de Nazareno sacó la acordada 1/2000, en la cual se establece declarar inaplicables en el ámbito del Poder Judicial los artículos 2°, 6°, inciso e), de la facultad atribuida a la Comisión Nacional de Ética Pública para solicitar la información reservada. No se constituyó la comisión, misterio del cuarto amarillo. Salvo mi declaración jurada, nadie puede conseguir la declaración jurada de nadie en este país. Con lo cual creo que con esto también debemos terminar y se debe poder tener acceso mediante Internet a la declaración jurada de todos los integrantes de todos los poderes del Estado. Les cuento que esta fue una idea muy buena, producto de una correspondencia epistolar que mantuvimos con alguien respecto de que, en realidad, tenían que presentarla todos. Creo que esto es necesario e imprescindible. Si yo voy a un juzgado y ese señor va a decidir sobre mi patrimonio y sobre mi verdad, quiero saber, tengo derecho como tienen derecho de saber sobre mi declaración jurada, sobre la suya, sobre la tuya y sobre todos los que decidimos algo. También tendríamos que tener, por ahí, más con lo que está pasando en el mundo, el acceso a otro tipo de informaciones del sector privado, pero eso es más complicado porque es el sector privado. El sector público está solventado por los impuestos ciudadanos y, por lo tanto, tiene otras obligaciones que el sector privado no tiene. Pero ojo, todo es del sector público, porque los sueldos del sector público los “garpan” todos los ciudadanos, todos los poderes , todos. Perdón por el término “garpar” que no suena bien en una presidenta. Pido disculpas por el término “garpar” que es totalmente inapropiado, inadecuado para una presidenta y más en una asamblea legislativa. Con esto quiero decir que sé que muchos legisladores han hecho públicas sus declaraciones juradas, quiero aclararlo; pero hay otros que no. Hay de todo, como en botica y como todo en la viña del Señor, pero en la justicia es imposible acceder a la declaración jurada de nadie, de nadie, repito. Finalmente, porque me he extendido mucho, quiero terminar esta sesión. Me falta mucho, tendría que haber hablado de otros temas también, de otras áreas. Pero quiero terminar con unas palabras de Néstor, en este mismo lugar hace siete años, cuando le tocó inaugurar una asamblea legislativa como ésta. Año 2006, sitúense, el año anterior habíamos pagado al Fondo, estábamos haciendo el primer canje, la Argentina todavía estaba dada vuelta. Bueno, lo que era. Quiero recordar las palabras de él: “Es preciso siempre recordar de qué situación venimos; vamos, de a poco, superando con esfuerzo lo que constituyó la peor crisis de nuestra historia. Vamos escalando peldaño a peldaño lo que ha sido y todavía es el calvario de la Argentina. Venimos del infierno, intentando todavía salir de él, por eso debemos actuar con memoria. Deberemos repasar los hechos que marcan con tanta contundencia, a veces, cuánto hemos avanzado; otras veces, cuánto nos falta recorrer y, otras tantas, cuánto cuesta reconstruir lo que ha sido destruido. La propia naturaleza de los problemas que hoy enfrentamos nos marca que el rumbo ha sido el correcto y nos marca, también, que el esfuerzo debe ser continuado. Nuestras crisis recurrentes han obstaculizado la permanencia de las políticas correctas y han impedido que se continúe un mismo rumbo. No queremos volver al pasado. Queremos con memoria, verdad y justicia construir las bases de un sólido futuro. Como consecuencia de las inadecuadas y, en ocasiones, irresponsables políticas económicas del pasado, la Argentina perdió hace décadas su lugar entre las naciones prósperas, y es todavía un país notoriamente empobrecido y particularmente injusto. Todavía no hemos salido del infierno. Consolidar esta nueva situación es el punto de partida para comenzar a revertir esta historia y para volver a instalar la noción de progreso y cohesión social en nuestra Patria.” Esto lo dijo hace siete años. En estos siete años hemos subido muchos peldaños. Yo creo que hemos salido del infierno. Y quiero decirles que en nombre de él, de los que ya no están, de todos ustedes y de los 40 millones de argentinos, me voy a jugar la vida en no volver a descender en esa escalera al infierno de todos los argentinos, porque nos merecemos vivir en una patria mejor, en un país mejor. Él luchó y se fue por eso. Y todos debemos, los 40 millones de argentinos, hacer un inmenso esfuerzo por no volver nunca más a ese lugar horrible del que él nos sacó. ¡Muchas gracias! Queda inaugurado el 131° período legislativo de sesiones del Parlamento Argentino. (Aplausos)