martes, 4 de septiembre de 2007


DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMPAÑERO FELIPE PÉREZ ROQUE, MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN LA REUNIÓN MINISTERIAL DEL MOVIMIENTO DE PAÍSES NO ALINEADOS SOBRE DERECHOS HUMANOS Y DIVERSIDAD CULTURAL.

TEHERÁN, 3 DE SEPTIEMBRE DEL 2007.
Excmo. Sr. Mahmoud Ahmadinejad, Presidente de la República Islámica de Irán.
Ministros y Jefes de Delegaciones de los países Miembros y Observadores del Movimiento de Países No Alineados,
Distinguidos delegados e invitados:
A nombre de la Presidencia del Movimiento de Países No Alineados, agradezco la iniciativa de la República Islámica de Irán de organizar esta Reunión Ministerial, cuya celebración fue aprobada por la Décimo Cuarta Cumbre en La Habana, hace ya casi un año.
Examinaremos temas de extraordinaria trascendencia, precisamente ahora, cuando se hace más necesario que nunca trabajar con tesón para preservar la cultura e identidad de nuestros pueblos, y aunar voluntades en la defensa de la diversidad cultural y de nuestros derechos culturales.
Tendremos una oportunidad única para el intercambio de experiencias, ideas y proyectos, y para evaluar la acción del Movimiento de Países No Alineados ante los actuales desafíos en la esfera de los derechos humanos y la diversidad cultural.
La cultura es un componente esencial de la soberanía. Así lo dijo el Presidente Fidel Castro hace unos años: “¿Qué es Patria, sino una cultura propia?”.
Hoy, el patrimonio cultural de nuestras naciones está en peligro y es nuestro deber luchar, inteligente y tenazmente, en defensa del derecho de nuestros pueblos a preservar para las generaciones futuras el legado de nuestra historia y de nuestra cultura.
La aplicación del precepto de que la mejor forma de dominar a un pueblo es destruyendo su memoria histórica y cultural y sus símbolos patrimoniales, forma parte de la estrategia de dominación y hegemonía que imponen los poderosos a nivel internacional. Promover el respeto a la cultura, a la historia, a las diversas religiones y a la idiosincrasia de cada nación es un derecho humano fundamental. Fomentar el respeto a la diversidad cultural es nuestro deber y nuestro derecho. El neoliberalismo, en un mundo globalizado, ha impuesto la mercantilización y la privatización de la mayor parte de la producción cultural. El arte auténtico pugna por abrirse camino ante la irrupción avasalladora de las transnacionales y el mercado.
La cultura convertida en mercancía, el avance de la banalidad adormecedora frente al arte que hace pensar, de la mediocridad homogeneizante frente a la diversidad cultural, es el resultado de la actuación depredadora del “poderoso caballero Don Dinero”.
No es fruto de la casualidad; es un plan. Se pretende presentar al consumismo privilegiado y parásito de una élite como sinónimo de desarrollo. Quieren convencernos de que es nuestra la culpa de la pobreza y el subdesarrollo que atenazan a nuestros países.
Buscan quebrar nuestra resistencia a un modelo de consumo que hace imposible la supervivencia de nuestra especie, que contamina, degrada, agota los recursos naturales para que una minoría derroche a costa del sufrimiento de cuatro quintas partes de la población del planeta.
La hegemonía unipolar que ejerce la potencia más poderosa y rica de la historia en las relaciones económicas, políticas y militares a nivel internacional intenta imponer una cultura única a nivel mundial. Se nos pretende convencer de un espejismo, un modelo colonizador, intencionadamente deslumbrante y enajenador, disfrazado de cultura global.
Ante esta preocupante realidad, constituye un imperativo la defensa de valores éticos y estéticos en oposición a la mediocridad del mercado, y la vinculación de la cultura con la salvaguarda de la identidad de cada pueblo y la preservación de la especie humana.
Resulta indispensable el papel de las Naciones Unidas en la protección y promoción de las diversas culturas y de la cooperación internacional en esta materia. Resulta decisivo el pleno respeto de la diversidad política, económica, cultural, social y religiosa, en estricta conformidad con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
¡Podemos y debemos luchar!. Esta no es una batalla perdida. Si queremos una prueba reciente, ahí está la entrada en vigor de la Convención de la UNESCO sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales, aprobada por 148 países con la sola oposición de Estados Unidos e Israel, que constituye un hito en nuestra lucha común por preservar el importante derecho humano a la diversidad.
Pero es sólo el comienzo. La Convención identificó los objetivos. Ahora debemos trabajar para convertirla en resultados concretos, para impedir que se torne en letra muerta. Debemos aumentar nuestro activismo en la UNESCO, donde en marzo pasado reorganizamos el trabajo del Movimiento de Países No Alineados.
Recordemos que ya en el 2005, como resultado de nuestras luchas, la Comisión de Derechos Humanos, aun en medio del descrédito y la politización, se vio obligada a proclamar que “los derechos culturales son parte integrante de los derechos humanos, que son universales, indivisibles e interdependientes”.
Actualmente enfrentamos la fase final de la construcción institucional del nuevo Consejo de Derechos Humanos. Hemos impedido hasta ahora que los poderosos de siempre se salgan con la suya. No han podido evitar que avancemos en la construcción de un Consejo donde no se repitan las corruptas y gastadas prácticas de la vieja Comisión. Pero está claro que ya preparan su revancha, que intentarán una nueva arremetida en la Asamblea General. Debemos estar alertas.
Debemos trabajar desde ahora para que el Consejo de Derechos Humanos proclame el reconocimiento internacional del derecho humano a la diversidad cultural. Tenemos a nuestro favor, además, la resolución sobre ese tema aprobada en diciembre del 2005 por la Asamblea General de Naciones Unidas, que afirmó “la importancia para todos los pueblos y naciones de mantener, desarrollar y preservar su patrimonio cultural y sus tradiciones”.



Excelencias:
De Cuba, mi Patria bloqueada y agredida durante medio siglo, sólo diré que ha resistido, resiste y vencerá, porque proclamó en la voz de Fidel que “sin cultura no hay libertad posible”, porque la Revolución le dijo al pueblo “no te decimos cree, te decimos lee”. Porque comprendimos siempre que nuestra Patria es la Humanidad y hemos defendido lo nacional en estrecha e imprescindible relación con lo universal.
Unamos nuestros esfuerzos para salvar la cultura universal sustentada en la autenticidad y diversidad de lo más elevado de la creación espiritual y artística de nuestros pueblos.
Defendamos la globalización de la diversidad. Reclamemos el respeto a los derechos de las minorías, de los excluidos, de los marginados.
Condenemos de manera inequívoca el irrespeto de la diversidad cultural y las concepciones racistas, discriminatorias y xenófobas acerca de la superioridad de razas, culturas y naciones, que han estado entre las causas esenciales de dolorosos conflictos a lo largo de la historia, cuya repetición es nuestro deber evitar.
Promovamos el diálogo entre culturas y civilizaciones, y opongámonos enérgicamente al pretexto del llamado “choque de civilizaciones”, utilizado por los que amenazan la paz y la seguridad de nuestros pueblos.
Trabajemos por establecer políticas culturales que defiendan nuestras identidades nacionales y protejan nuestro patrimonio.
Cuba reconoce que el reto que tenemos ante nosotros es grande y que se requerirá esfuerzo y, sobre todo, compromiso político para materializar acciones concretas que den contenido a los pronunciamientos que adoptemos en esta Reunión Ministerial. Pero somos optimistas y confiamos en la fuerza de nuestra unidad, en la riqueza de nuestra diversidad y en la voluntad compartida de luchar por nuestro derecho a un mundo con paz y justicia para todos.
Defender hoy la diversidad cultural, equivale a defender nuestro derecho a preservar el futuro de la humanidad. En esta, como en otras batallas por reivindicar las aspiraciones de los pueblos del Sur, el Movimiento de Países No Alineados podrá contar con Cuba.
Muchas gracias