lunes, 30 de noviembre de 2009

Cristina contrastó la legalidad democrática del Uruguay con la de Honduras

La Presidenta habló en la apertura oficial de la cumbre, en la que participan 22 jefes de Estado. Calificó de pseudoelección el comicio llevado a cabo ayer en Honduras, e instó a unir los conceptos de rentabilidad y equidad en el marco de innovación y conocimiento.
La primera oradora en la apertura de la Cumbre Iberoamericana de presidentes, jefas y jefes de Estado, tras las presentaciones de protocolo, fue Cristina Kirchner, quien contrastó la limpieza de la elección culminada ayer en el Uruguay con lo que calificó de pseudoelecciones en Honduras, que se desarrollaron "en el marco de la más absoluta ilegalidad democrática".

La primera mandataria volvió a poner especial énfasis en el concepto de rentabilidad con equidad para abordar la salida de la crisis internacional en curso, tal como lo había hecho en la víspera al cerrar el encuentro empresarial, y exhortó a los dirigentes políticos y empresarios a una nueva mirada que no conciba al dinero como algo que se reproduce por sí mismo.

En cuanto a los temas centrales de esta cumbre, la innovación y el conocimiento, destacó la oportunidad de vincularlos a la economía y sobre todo a la distribución del ingreso, en especial en los países en desarrollo, que fueron los que más sufrieron las desigualdades, subrayó.

Dijo que la informática, la biotecnología, la nanotecnología, penetran en todas las cadenas de valor, lo cual a países "primarizados" como los nuestros les dará la oportunidad de agregar valor, tener más trabajo y mejor remunerado a fin de alcanzar la equidad.

Respecto del calentamiento global y la víspera de la cumbre de Copenhague pidió objetivos más moderados para que sean cumplibles y que sean los países que más contaminación produjeron por la emisión de gases propias de su mayor desarrollo sean los que carguen con el mayor peso en el pago del "pasivo ambiental".

Advirtió también sobre la contradicción en lo inmediato de activar las economías para recuperar puestos de trabajo con un menor uso de los combustibles fósiles, al menos hasta que se desarrollen más las energías alternativas.

A las 6.30 de nuestro país en el Hotel Miragem se había hecho la apertura oficial de la Cumbre Iberoamericana, en la que Cristina Fernández fue la primera oradora, luego de que hablen los anfitriones, de la 19 Cumbre de Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.

Expuso ante sus colegas luego de que inaugurasen el evento el presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva; el primer ministro de ese país, José Sócrates, y el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias.

Acompañaban a la primera mandataria el canciller, Jorge Taiana, y los ministros de Industria, Débora Giorgi, de Educación, Eduardo Sileoni, y de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao. Luego irán rotando otros miembros de la delegación a su lado.

Más tarde, los presidentes podrán conversar durante toda la jornada sobre los puntos centrales del encuentro y las realidades regionales.

Fernández de Kirchner será la encargada de cerrar mañana la Cumbre Iberoamericana cuando reciba la presidencia pro témpore de manos de las autoridades portuguesas

El lema de la XIX Cumbre Iberoamericana de jefas y jefes de Estado y de Gobierno es Innovación y Conocimiento.

Las jornadas se desarrollarán en la ciudad de Estoril, próxima a Lisboa, para unos la Riviera portuguesa, para otros la Costa del Sol.

Está en las afueras de la ciudad de Lisboa, a 20 km, en la localidad de Cascais, donde ya habitaban hombres desde la prehistoria. Por ahí pasaron celtas, íberos, fenicios, cartagineses, romanos, musulmanes y cristianos.

Durante las deliberaciones de hoy, los jefes de Estado y de Gobierno pasarán revista al papel de la innovación para el desarrollo de los países de la comunidad iberoamericana en el contexto de la sociedad del conocimiento, así como generar y sostener ciclos prolongados de crecimiento y buscar soluciones para las necesidades sociales.

Se planteará la creciente importancia de las políticas científicas y tecnológicas y de la educación superior para el progreso de las naciones y de la región iberoamericana; la necesidad de contar con políticas ambiciosas en esos ámbitos para el desarrollo de sociedades más calificadas, proporcionando un crecimiento equilibrado y sostenible.

Está previsto que los jefes de Estado y de Gobierno se comprometan a reforzar el desarrollo científico y tecnológico y al esfuerzo público y privado para el incremento de la inversión e investigación, así como la formación y retención de talentos y recursos calificados en ciencia, tecnología e innovación, para apoyar la educación en todos los niveles.

También los mandatarios se comprometerán a desarrollar iniciativas que eviten el drenaje de talentos de países menos desarrollados, estimular la inclusión social y la igualdad de género a través de políticas activas, además de promover la transferencia de tecnologías para contribuir a la solución de los problemas económicos, ambientales y sociales de los países miembros.

Estoril, un barrio de ensueño

Playas bellísimas. Una suave brisa que viene desde el mar. Autos que cortan la respiración. Un casino más que famoso. Pintorescas casas de vivienda permanente y de vacaciones. Fue lugar de residencia de Juan de Borbón y su familia así como donde se exilió el militar y regente húngaro Miklós Horthy y el refugio de reyes como Humberto II de Italia y Carlos II de Rumania.

Este es el escenario donde se desarrollará la XIX Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno, entre los días 29 de noviembre y 1 de diciembre de 2009, en Estoril, un barrio en la localidad de Cascais, en las afueras de la ciudad de Lisboa, capital de la República de Portugal.

La zona sobre la que hoy en día se levanta Cascais ya tenía habitantes en la época prehistórica, y es una zona cuyo desarrollo ha ido muy ligado a Lisboa. Por aquí pasaron también celtas, íberos, fenicios, cartagineses, romanos, musulmanes y finalmente, cristianos.

Esta ciudad fue reconquistada en 1153, aunque en sus inicios pertenecía a la ciudad de Cintra. Se le considera municipio desde 1364, cuando el Rey Pedro I otorgó tal distinción a esta villa, después fue el Rey Juan II el que ordenó la construcción de torres de defensa para evitar los ataques por mar. El primer faro de Portugal se construyó en Cascais, también el primer partido de Fútbol que se jugó en este país tuvo lugar en esta localidad.

De Cascais, además de toda la zona costera portuguesa, y por desgracia, hay también una fecha de la historia que hay que recordar, la del 1 de noviembre de 1755, cuando un terremoto asoló la zona y dejó seriamente dañado buena parte del patrimonio, parte del cual desapareció.

En 1889, con la construcción del tren a Lisboa, la ciudad comenzó un proceso de crecimiento bastante importante, un proceso que la llevó en el Siglo XX a ser uno de los destinos más importantes desde un punto de vista turístico, emparejándose con lugares como Marbella, Montecarlo, Rimini… Convirtiéndose en una referencia turística internacional.

El turismo en Cascais comenzó a finales del Siglo XIX, cuando la realeza eligió este lugar para disfrutar de sus vacaciones. Sus playas eran su principal reclamo turístico, y pronto se convirtió en el sitio referencia, el sitio de moda del turismo portugués más elitista, y del europeo.

El Monasterio de los Jerónimos

Con más de quinientos años de antigüedad, esta joya del estilo manuelino es uno de los monumentos más destacados de Portugal

Todo un monumento a la grandeza de la Era de los Descubrimientos, el Monasterio de Santa María de Belém, tal su nombre original, fue construido al regreso de Vasco da Gama de su histórica aventura marítima.

El dinero obtenido con el comercio de las especias impulsó al rey Manuel I a solicitar a la Santa Sede la autorización para la construcción de un gran monasterio a la entrada de Lisboa, en las márgenes del Tajo. Manuel I quería, en realidad, utilizarlo como panteón para la dinastía real Avis-Beja, por él iniciada.

Las obras comenzaron en 1501 y se extendieron durante todo el siglo XVI. Durante su construcción se sucedieron prestigiosos arquitectos: Diogo de Boitaca, João de Castilho, Diogo de Torralva y Jerónimo de Ruão son algunos de los que participaron en la obra.

Manuel I eligió a los monjes jerónimos para ocupar el monasterio, quienes tenían entre otras, la función de rezar por el rey y dar asistencia espiritual a los marinos y navegantes que partían al descubrimiento de nuevas tierras. La orden de los jerónimos se disolvió en 1833 y el monasterio quedó desocupado y fue incorporado a los bienes del Estado. Hasta 1940 funcionó allí la Casa Pia de Lisboa, institución solidaria destinada a los niños.

Además de los mausoleos reales, también tienen sepultura aquí importantes personalidades de la historia de Portugal.

El impresionante conjunto, cuya fachada se extiende más de 300 metros, sufrió en el siglo XIX una serie de transformaciones, luego de una de las cuales el sector de los dormitorios pasó a ser la sede del Museo de Antropología.
El portal sur es el centro visual de la fachada que corre paralela al río.

Nuestra Señora de Belém es la figura central en la suntuosa decoración, rodeada de una multitud de profetas, apóstoles y santos. Se reproducen escenas de la vida de San Jerónimo, y el Arcángel San Miguel domina el conjunto desde lo alto. Aunque ricamente decorada esta es sólo una puerta lateral.

La puerta principal se encuentra al oeste. Sobre ella hay escenas del nacimiento de Cristo, a la izquierda esculturas del rey Manuel I y San Jerónimo y a la derecha, de su segunda esposa, la reina María, y San Juan Bautista. Por ella se accede a la nave de la Iglesia de Santa María de Belém, en la cual destacan delgadas columnas que sostienen una impresionante bóveda nervada de 29 x 19 metros sin apoyatura central. A cada lado de la nave se encuentran las tumbas de Vasco da Gama y del poeta Luis de Camões.

Al otro extremo de la nave se encuentra la capilla mayor, construida en 1572, donde se encuentra el panteón real. Los restos de Manuel I y su segunda esposa, la reina María, y Joao III, su hijo, con su esposa, Catalina de Austria, descansan aquí junto a todos sus hijos. La tumba de Sebastián I está vacía; el joven rey nunca regresó de la batalla de Alcazarquivir... Llaman la atención un extravagante mausoleo sostenido por elefantes y las pinturas con escenas de la Pasión de Cristo y la Adoración de los Magos, obras de Lourenço de Salzedo.

Los claustros estaban destinados al aislamiento y la oración. De forma cuadrangular y dispuesto en dos plantas, está completamente decorado con motivos manuelinos: esferas armilares, cuerdas marineras, cruces de la Orden de Cristo, imágenes religiosas. Desde 1985 se encuentra en el ala norte la tumba del poeta Fernando Pessoa.

En el refectorio, adosado a la cara oeste del claustro, pueden admirarse una serie de azulejos con escenas del Antiguo y Nuevo Testamento que decoran la parte inferior de las paredes, bajo unos gruesos cordones de piedra. Hacia el este se accede a la Sala Capitular, donde se encuentra la tumba del notable historiador portugués Alexandre Herculano, y a la amplia Sacristía abovedada, decorada con cuadros representando escenas de la vida de San Jerónimo que datan de principios del siglo XVII.

Entre la nave de la iglesia y los claustros estaban las puertas de doce confesionarios. El monje, que llegaba desde el claustro y el penitente, que entraba por la iglesia, estaban separados por grillas de hierro. De esta forma se aseguraba la asistencia de la confesión a los marineros y peregrinos.

Por el piso superior de los claustros se accedía al coro alto de la iglesia, donde los monjes debían permanecer 7 horas diarias dedicándose a la oración, los cánticos y los oficios religiosos. Aquí destacan especialmente los trabajos en madera tallada.

La Torre de Belém

Un símbolo de la época de mayor esplendor de Portugal

Durante la Era de los Descubrimientos Lisboa creció en importancia y se convirtió en una ciudad cosmopolita donde se mezclaban culturas e ideas diversas. La estrategia naval de Portugal en el siglo XVI y las nuevas rutas marítimas hicieron del puerto de Lisboa una escala obligada en las rutas del comercio marítimo. Proteger Lisboa era, entonces, una necesidad.

El rey Joao II ideó una barrera defensiva que consistiría en tres fuertes: el Fuerte de San Sebastián de Caparica, la Torre de San Antonio en Cascais, y una tercera fortificación en Belém.

A la muerte del rey Joao II, fue Manuel I, su sucesor, quien continuó el proyecto defensivo ordenando construir la tercera torre. Originariamente fue llamada Torre de San Vicente de Belém, en homenaje al santo patrono de Lisboa.
El arquitecto a cargo del proyecto fue Francisco de Arruda, orientado por Diogo Boitaca, que por entonces estaba a cargo de la construcción del Monasterio de los Jerónimos. Los trabajos comenzaron en 1514 y finalizaron en 1520.

La nueva fortaleza defensiva sustituyó a un antiguo navío artillado anclado allí, lugar desde donde partían las naves para las Indias. Originalmente fue erigida en una especie de isla cercana a la playa y según muestran dibujos de la época, el río la rodeaba completamente. La urbanización provocó el avance progresivo sobre las aguas del Tajo e hizo que la torre quedara prácticamente "amarrada" a la orilla.

Con el tiempo la estructura fue perdiendo su carácter defensivo original y fue utilizada como aduana, puesto telegráfico, faro y como prisión para presos políticos en el nivel inferior. Algunos historiadores sostienen que debido a su altura y a su ubicación, poco disimulada en el paisaje, la torre fue creada en realidad para funciones administrativas más que defensivas.

Si se compara con las clásicas construcciones medievales, mas bien austeras, la Torre de Belém se diferencia por su abundante decoración, que refleja el gusto del rey Manuel I, un estilo que con el tiempo se conocería como “manuelino” y que reúne elementos distintivos tales como esferas armilares, cuerdas retorcidas y cruces de la Orden de Cristo, a la cual el rey pertenecía.

Estructuralmente, consiste en una torre cuadrangular que se eleva sobre un bastión con forma de hexágono irregular que apunta hacia el río. Una sencilla pasarela permite acceder desde la orilla y tras atravesar un puente levadizo se entra directamente al bastión.

El bastión era la parte afectada a la defensa propiamente dicha y consistía en una gran cámara abovedada con paredes de 3,5 metros de ancho, donde dieciseis aberturas permitían disparar los cañones que todavía hoy se pueden observar. Una abertura central en la parte superior permitía la disipación del humo provocado por la pólvora. Una segunda línea de fuego se disponía en la terraza, donde hay un pequeño santuario con una representación de Nossa Senhora de Bom Sucesso, conocida también como Virgem das Uvas. En los ángulos de esta plataforma sobresalen pequeñas torres cubiertas por cúpulas moriscas y adornadas con figuras de animales. Una de ellas tiene una escultura de un rinoceronte, la primera representación artística de este animal en Europa.

La torre alcanza una altura de 35 metros y consta de cuatro pisos y la terraza. La entrada se encuentra en la cara sur, la fachada principal que mira al río, la cual se destaca por su exquisita decoración. A la altura del segundo piso, un balcón con arcadas y balaustrada muestra reminiscencias venecianas. Dentro de la torre una escalera en espiral da acceso a los tres primeros niveles -Sala del Gobernador, Sala de Audiencias y Sala dos Reis- que estaban dedicados a funciones administrativas, y en el cuarto piso hay una capilla. Desde la terraza en la parte superior las vistas del paisaje sobre Belém y el río Tajo son espectaculares.

Declarada Monumento Nacional en 1910, la UNESCO inscribió a la Torre de Belém y al Monasterio de los Jerónimos en 1983 en la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad. En julio de 2007 fue declarada una de las Siete Maravillas de Portugal (junto al Monasterio de los Jerónimos, el Palacio da Pena de Sintra, el Castillo de Guimarães, el Castillo de Óbidos, el Monasterio de Batalha y el Monasterio de Alcobaça).

El Palacio Nacional de Ajuda

El Palacio Nacional de Ajuda es un monumento de estilo neoclásico en la ciudad de Lisboa, capital portuguesa. Este lugar fue construido en el siglo diecinueve para que fuera la residencia de los reyes de Portugal, sin embargo nunca fue terminado debido al exilio de la familia real en Brasil a causa de la Invasión del Ejército de Napoleón, pero no por eso deja de ser uno de los edificios más hermosos de Portugal.

En el interior de este palacio puedes ver una decoración muy rica llena de tapices, mobiliario y estatuas, que son el resultado de la gran riqueza que obtuvo el país en el siglo dieciocho cuando se descubrieron diamantes en la colonia portuguesa de Brasil. En sus habitaciones puedes ver una gran extravagancia y una elegancia propia de estas épocas en Europa.

Uno de los lugares que vale la pena destacar de este Palacio de Ajuda es el techo en el Jardín de Verano que fue un regalo del Virrey de Egipto, así como la habitación del Embajador, el Salón de Baile y el Salón dedicado a la música en el que además de las hermosas decoraciones propias de un salón de la época en la que fue construido, puedes ver una hermosa colección de porcelana del periodo Ch’ien.

Pero tal vez, el lugar más hermoso e impresionante de todo el palacio es la Habitación del Trono, que corresponde a la entera ala sur de la edificación. También te recomiendo visitar el salón del Comedor que tiene en el techo un fresco del nacimiento del Rey João VI, así como varias hermosas sillas recubiertas en seda y varios candelabros de cristal.

Cuando estés recorriendo este palacio en uno de los tours guiados que allí se ofrecen por atención a la interesante colección de relojes que se encuentra por toda la edificación, así como a la entrada principal en donde hay 23 estatuas de mármol, cada una de las cuales representa un atributo como la gratitud y la generosidad, y el monumento dedicado al Rey Carlos que se encuentra en frente de la fachada.

Historia de las cumbres

Las cumbres comenzaron en 1991: sobre la base de valores comunes, se propicia el fortalecimiento de relaciones que contribuyan al desarrollo y a la proyección internacional de los países miembros.

Desde su inicio, cumbres tuvieron sede en: Guadalajara, México, 1991; Madrid, España, 1992; Salvador de Bahía, Brasil, 1993; Cartagena de Indias, Colombia, 1994; San Carlos de Bariloche, la Argentina, 1995; Santiago y Viña del Mar, Chile, 1996; Isla de Margarita, Venezuela, 1997; Oporto, Portugal, 1998; La Habana, Cuba, 1999; Panamá, Panamá, 2000; Lima, Perú, 2001; Bávaro, República Dominicana, 2002; Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 2003;San José, Costa Rica, 2004; Salamanca, España, 2005; Montevideo, Uruguay, 2006; Santiago de Chile, Chile, 2007; San Salvador, El Salvador, 2008 y Estoril, Portugal, 2009. La Argentina será país anfitrión en 2010, Paraguay en el 2011 y España en 2012.

La idea de convocar una reunión de mandatarios iberoamericanos se planteó en España hacia fines de la década del 70, cuando se comenzaron a idear los proyectos conmemorativos de los 500 años del primer viaje de Cristóbal Colón a América.

La existencia de varias dictaduras en América Latina venía diluyendo el proyecto de cooperación internacional.

En enero de 1990, durante una visita de los Reyes de España a México, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, propuso que en vez de celebrar una reunión en 1992 se institucionalizase una reunión anual, con ánimo de permanencia y comenzando al año siguiente, para lo cual ofreció hospedarla.

Así se gestaba la primera Cumbre Iberoamericana en Guadalajara, México, en 1991. Para organizarla, el Embajador y asesor del presidente mexicano, Alfredo del Mazo, visitó todos los países de América Latina y concluyó que era posible institucionalizar las relaciones entre los 21 países de habla portuguesa y española de América Latina y Europa.

Además de los mandatarios, se decidió invitar a personalidades iberoamericanas que desempeñasen puestos directivos en organismos internacionales, como el secretario general de la ONU, el director general de la UNESCO, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, el secretario ejecutivo de la CEPA y el presidente del BID.